Todavía no había terminado el sorteo cuando comenzaban a sonar los teléfonos en Burgos y alguien al otro lado del aparato afirmaba "creo que os ha tocado allí el segundo, el número 11.833".
A partir de ahí las dudas, porque nadie terminaba de concretar en qué administración se había vendido y Burgos no figuraba en el listado de ciudades agraciadas en la web oficial de la Organización Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE).
Los rumores y las informaciones contradictorias han continuado hasta la una de la tarde, cuando un cariacontecido Sergio Asurmendi, titular de la administración número 4 de Burgos, llegaba a las puertas de su despacho.
"Lo siento mucho", acertaba a decir a los periodistas y curiosos que se agolpaban frente al establecimiento. Visiblemente nervioso, sus palabras permitían despejar la otra duda: cuántos décimos tenía consignados en su administración.
"Nadie lo quiso comprar y tuve 20 series", con lo que las cuentas son fáciles, fueron 200 décimos a 100.000 euros de premio cada uno, en total veinte millones de euros, todo un pellizco.