Detectada por primera vez en España la enfermedad hemorrágica epizoótica, ¿qué amenaza supone?

  • La EHE afecta tanto a los rumiantes salvajes como a los domésticos y tiene un gran impacto entre los ciervos

  • La detección en España de esta enfermedad es otro ejemplo de la cada vez mayor globalización vírica

  • La EHE es transmitida por mosquitos, en especial durante el verano y el otoño

Por primera vez en España se ha detectado la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en dos explotaciones de bovino en las provincias de Cádiz y Sevilla. Tan solo un par de semanas atrás, a principios de noviembre, se localizó en Cerdeña el primer brote de la enfermedad detectado hasta la fecha en Europa. El cambio climático y la globalización han aumentado el riesgo de que los patógenos se propaguen a áreas geográficas nuevas e inesperadas. ¿Qué es la enfermedad hemorrágica epizóótica y que riesgo supone?

Un virus transmitido por insectos

La enfermedad EHE tiene su origen en el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHDV), un miembro de la familia Reoviridae del que existen más de ocho serotipos. La enfermedad, que es transmitida por insectos del género Culicoides, afecta tanto a los rumiantes salvajes como a los domésticos. Se identificó por primera vez en 1955, en los Estados Unidos, cuando varios cientos de venados de cola blanca (Odocoileus virginianus) aparecieron muertos en Nueva Jersey y Michigan. Desde entonces, la enfermedad había sido identificada ampliamente en las regiones templadas y tropicales de América, Asia, África, Australia y Oriente Medio, pero recientemente han surgido brotes en países de la cuenca del Mediterráneo, como Marruecos, Argelia, Túnez, Israel, Jordania y Turquía.

Más riesgo en verano y otoño

Los brotes en general coinciden con el pico de abundancia en la población del mosquito que actúa como vector, de tal modo que la mayoría de los casos tienen lugar a finales de verano y en otoño. Los brotes cesan con la llegada de las heladas que matan al mosquito transmisor. Por esa razón, el aumento de las temperaturas, debido al cambio climático, favorece la supervivencia del vector y la transmisión de la enfermedad durante periodos de tiempo más prolongados. Es más, el aumento de las temperaturas reduce el período de incubación extrínseco de la enfermedad, lo que a su vez facilita la transmisión del virus. La enfermedad no afecta a los humanos, pero es categorizada por la Unión Europea como enfermedad D+E, por lo que es objeto de vigilancia y deben adoptarse medidas para evitar su propagación.

Pérdida de ganado lechero y cárnico

En la mayoría de las ocasiones, la enfermedad hemorrágica epizoótica cursa de forma asintomática en los rumiantes domésticos, pero ciertos serotipos y cepas del virus responsable, como la cepa Ibaraki del serotipo 2, exhiben mayor patogenicidad en el ganado y los bóvidos se ven afectados con frecuencia. De hecho, en 1959 la cepa Ibaraki provocó un extenso brote de la enfermedad en ganado bovino en Japón, y hoy en día sigue provocando numerosos casos en bovinos en el Lejano Oriente. Además, la cepa israelí del serotipo 7 y la cepa 318 del serotipo 6 también han ocasionado pérdidas importantes en el ganado lechero y cárnico de algunos países africanos del entorno mediterráneo.

En el año 2006, un brote del serotipo 7 ocasionó la pérdida de 3 millones de euros para la industria del ganado bovino lechero de Israel. Las ovejas, las cabras y los camélidos pueden ser susceptibles a la infección de la enfermedad hemorrágica epizoótica, aunque su papel como huéspedes es incierto.

Síntomas animales

La enfermedad se manifiesta como una enfermedad hemorrágica grave en la vida silvestre. Los ciervos son las especies más severamente afectadas por la forma hiperaguda, caracterizada por fiebre, anorexia, dificultad respiratoria, edema severo de la cabeza y el cuello, lesiones en lengua y paladar, indiferencia hacia los humanos y, en etapas posteriores, hemorragia de los orificios corporales. La enfermedad hemorrágica epizoótica causa deshidratación y una temperatura corporal alta, lo que hace que los ciervos busquen agua antes de morir. En el año 2012, solo en 30 condados norteamericanos del estado de Michigan, la enfermedad mató a 15.000 ciervos.

Gran impacto en los ciervos

El escenario supone un problema grave para la cría de ciervos, que es una industria joven y en constante crecimiento en muchos países. Las estimaciones sitúan el impacto económico de la cría de ciervos en los EE. UU. en 8.000 millones de dólares anuales y en más de 56.000 trabajos directos. La mortalidad relacionada con la enfermedad hemorrágica epizoótica alcanza hasta un 20 % en las poblaciones silvestres de ciervos, pero los ganaderos llegan a perder hasta el 80% de los rebaños. El ciervo es probablemente la especie cinegética más importante del mundo y genera un impacto directo positivo en los recursos socioeconómicos de las zonas rurales.

650.000 ciervos en España

En España las estimaciones apuntan a que existen unos 650.000 ciervos en cotos privados, cuya gestión y aprovechamiento genera un impacto económico estimado en unos 2.600 millones de euros, por lo que la posible introducción de la enfermedad en el territorio genera una situación preocupante. Además, con la llegada del otoño, espectáculos como la berrea del ciervo, que está ligada a la actividad cinegética, son un importante atractivo turístico que genera riqueza en el mundo rural y que puede estar amenazado por la presencia del virus.

Sin cura

No existe cura ni tratamiento para enfermedad hemorrágica epizoótica, por lo tanto, el objetivo es prevenir la propagación del virus a áreas no afectadas y evitar la enfermedad clínica en huéspedes rumiantes. Los ciervos muertos por la enfermedad no constituyen una fuente de infección para las personas u otros animales, pero es recomendable no cazar ni comer ningún animal que parezca enfermo.