Separados, con hijos y ahora formando una 'familia enlazada': así es la pareja que asesora a otras sobre la ‘separación consciente’

  • Entrevista a Rocío López de la Chica y Miguel Ángel Corrales sobre su libro ‘Separada’ en el que explican cómo llevar a cabo una 'separación consciente'

  • Ambos vivieron sus propios procesos de 'separaciones conscientes' y han formado una familia enlazada y un proyecto para asesorar a otras parejas en ese proceso

  • En su libro dan las claves para entender por qué una familia no se tiene por qué romper cuando los progenitores se separan, sino que simplemente cambia de molde

Desde que se conocieron, Rocío López de la Chica y Miguel Ángel Corrales tuvieron clara cuál era su misión, su ‘para qué’ en esta vida. Juntos han formado una familia enlazada en la que cada uno -separado de sus anteriores parejas- ha aportado sus propios hijos. En muchos aspectos la familia que han construido Rocío y Miguel Ángel es una familia modélica… sin embargo el camino no siempre fue fácil. Sus respectivos procesos de separación fueron tan transformadores a nivel personal para ambos que inevitablemente surgió el compromiso de iluminar a otras parejas en ese viaje. “Esto no sucede de la noche a la mañana y no se trata de perseguir un ideal sino de elegir qué quieres 'cocrear' con tu ex pareja”, explica Rocío López de la Chica.

Creada es el proyecto desde el que Rocío y Miguel Ángel ayudan y asesoran a madres y padres a cuidar de sí mismos y de sus peques durante la separación o el divorcio. Ellos ponen luz en ese proceso en el habitualmente “vemos más las hieles que las mieles”, explica Miguel Ángel.

La ‘separación consciente’, es el camino que ellos proponen y se fundamenta en dos pilares. El primero tiene que ver con poner a los hijos en el centro de cualquier decisión, lo cual puede significar ir en contra de los deseos de los progenitores; el segundo tiene que ver con tomar las decisiones desde la conciencia, la responsabilidad, desde nuestro ‘ser’, y no desde el piloto automático o desde delegar la decisión en otros profesionales.

De todo ello profundizan Rocío López de la Chica y Miguel Ángel Corrales en su libro Separada (Destino 2023); un texto fundamental para entender qué es una ‘separación consciente’ y cómo llevarla a cabo, cómo superar y trascender los miedos, el sentimiento de culpa, los múltiples duelos que conlleva la ruptura de una pareja…la clave es que en el horizonte esté siempre presente, como una brújula, la consigna que ellos repiten día tras día a las parejas que acompañan: “Que cuando una relación de pareja termina la familia no se rompe, sino que cambia de molde”.

Antes se nos decía que unos hijos necesitaban a un papá y una mamá conviviendo sí o sí. Bueno, espera…vamos a cuestionar esto y ver de dónde viene esa idea (Rocío López de la Chica)

Pregunta: A pesar de que las separaciones de parejas están a la orden del día, son legales y en teoría no están mal vistas, muchas personas, siguen creyendo que separarse es un fracaso… y este es a veces el principal obstáculo mental para separase. Vuestro libro empieza justo con esta idea de que para poder hacer una ‘separación consciente’ primero hay que cambiar una serie de creencias sobre lo que es una separación…

Rocío: Las dificultades de las creencias es que no son meramente un accesorio, sino que las vivimos como la verdad. Y esa es la gran dificultad porque el ser humano vive bajo un sistema de creencias porque lo necesita para tomar decisiones. Esas creencias son heredadas. Yo siempre digo que, en ese sentido, las personas no somos libres, porque hacemos lo que podemos con la mochila que traemos y la mochila que traemos no solo está condicionada por las vivencias de la infancia -que condicionan muchísimo- sino por las creencias que arrastramos de generación en generación. Si no nos paramos a hacer un cuestionamiento acerca de lo que pensamos, vamos a vivir en base a esa mochila donde antes se nos decía que unos hijos necesitaban a un papá y una mamá conviviendo sí o sí. Bueno, espera…vamos a cuestionar esto y ver de dónde viene esa idea…porque ¿realmente es así?

P: Y enseguida nos damos cuenta de que no es así…

Rocío: Ahora, por ejemplo, tenemos la información de la neurociencia…¿qué nos dice la neurociencia acerca de la necesidades auténticas de los niños y niñas? ¿encaja? Y ahí nos damos cuenta de que no encaja para nada, sino que son creencias basadas en el histórico del que venimos, de la cultura, la sociedad en la que nacemos (…) Para nosotros es una aberración que haya matrimonios concertados con criaturas de 12 años, pero hay sitios en los que eso es normal. Ahora es el momento de cuestionarnos cómo queremos vivir porque si vivimos en base a unas creencias que no son propias, vamos a ‘sobrevivir’, pero vamos a pasar de puntillas por la vida, no nos vamos a impregnar de la vida. La idea es la necesidad de cuestionar lo que creo para abrirme a lo que siento y entonces poder llevar a cabo eso que estoy sintiendo que mi mente me dice que no, pero mi cuerpo me lo está pidiendo de una manera más o menos intensa.

Miguel Ángel: Yo a eso añadiría también el tema de que somos un país mediterráneo y latino y el tema de las creencias ha jugado un papel muy importante por nuestra tradición judeocristiana y bueno, ha sido una manera de mantener sometidas a las personas. Además, si profundizamos, está el tema de la culpa. Ayer mismo en consulta se lo decía a una chica…le decía “la culpa es un chip perfecto porque nos ponen el chip de manera que nos permite autorregularnos sin necesidad de un ente externo que corrija si lo estamos haciendo bien o mal” (…) Las creencias están en lo que [Carl] Jung llamaba el inconsciente colectivo y no son fáciles de cambiar. Porque el trabajo que normalmente se hace es desde la parte consciente, la parte más intelectual. En la medida en que trabajamos con el inconsciente sí se puede…pero claro, no todo el mundo está dispuesto a hacer esa transición.

No hay literatura que aborde el proceso de separación desde el cuidado de los hijos, poniéndolos en el centro (Miguel Ángel Corrales)

P: En el libro insistís en que separarse como pareja no significa romper una familia, sino transformar una familia. ¿Esto no es para muchas personas muy contracultural?

Rocío: Si no hay ese cambio de creencias sobre lo que es una separación, lo que va a pasar es lo que ha pasado a tantas mujeres: que viven en una sensación de fracaso continuo y la plenitud no llega a sus vidas porque es como que están incompletas. Les falta algo. Y es que una separación abre muchos duelos, no solo por la pareja que deja de existir… también por el proyecto de vida, el proyecto de familia que nunca se tuvo y muchos otros duelos. ¿Por qué cuesta tanto cambiar una creencia?...yo creo que una de las razones es por una cuestión de lealtad. Sentimos la necesidad de ser leales al clan del que venimos, a la familia de la que venimos y suele haber ese mensaje del “para siempre”, “aguanta por los hijos”…de una forma explícita o menos explícita se nos ha dicho esto…entonces claro, desde ahí, si quiero seguir siendo fiel a la idea que mi madre tenía sobre mí y mi familia o que mi abuela proyectaba, entonces voy a sentirme una fracasada no solo por mí, sino porque he fallado, defraudado a mi familia de origen.

P: Lo interesante de vuestro libro es que todo esto de lo que estamos hablando no se queda en la teoría ni en un ideal, sino que dais muchas herramientas, ejercicios prácticos, preguntas para reflexionar, que ‘aterrizan’ todo esto y ayudan al lector a llevar todas estas ideas a la práctica…

Miguel Ángel: Cuando surgió la idea de escribir el libro la idea fue que aquí había un mensaje importante que trasladar de alguna manera, pero al mismo tiempo el libro bebe de la necesidad que en su día sentimos en primera persona tanto Roció como yo porque no hay literatura que aborde el proceso de separación desde el cuidado de los hijos, poniéndolos en el centro. Entonces, para trascender eso dijimos: es necesario no solo trasladar el mensaje, sino que el lector pueda beber de la experiencia de otras personas que ya hemos transitado por ahí. De ahí salió la parte práctica de ver cómo aterrizamos todo esto. Y partimos de cómo lo hemos hecho nosotros y de cómo ayudamos a otras personas a que lo hagan y bueno, también por esa parte de pedagogo mía, de ese ánimo didáctico. Siempre decimos que Rocío es muy aire y yo soy muy tierra…entonces decidimos intentar integrarlo todo en un documento que permita a las personas crecer de alguna manera.

Me dije que algún día contaría mi experiencia a tantas mujeres como pudiera para que no se tuvieran que creer lo que yo me había creído: que una separación era mala (Rocío López de la Chica)

P: Es un libro escrito para mujeres…me pregunto si esto se debe a vuestra confianza en que en la mujer recae gran parte del ‘poder’ o capacidad de catalizar una 'separación consciente'…

Rocío: No lo habíamos hecho desde ahí, la verdad; de hecho, esa visión no nos las había ofrecido nadie y me parece superinteresante y personalmente te digo que creo que sí, que el poder de la mujer en la familia es muy grande porque sobre nosotras ha recaído el peso de los cuidados -para lo bueno y lo malo-. Entonces, cuando hay una mujer que no está dispuesta a poner de su parte se complejiza mucho porque al final ella es el primer vínculo porque es la que ha gestado.

P: ¿Cuál era entonces vuestra intención al enfocarlo en las mujeres a pesar de que tal vez no fuera lo más ‘políticamente correcto’?

Rocío: Lo primero es que fue una decisión muy sentida de los dos. Lo vimos los dos superclaro. Segundo porque en el libro estoy hablando de mi historia y hablo de mujer a mujer (…) Cuatro años estuve cargando con culpa, con miedo, con juicio…cuatro años viviendo en una cárcel mental que era mía, era interna y realmente era mentira…la separación no era mala: una mala gestión de la separación perjudica, pero no la separación. Ahí me dije que algún día contaría mi experiencia a tantas mujeres como pudiera para que no se tuvieran que creer lo que yo me había creído: que una separación era mala. Después nos encontramos con la realidad que es que a Creada más del 90 por ciento de las personas que acuden son mujeres. Entonces lo que vemos es que es algo que les preocupa hacerlo bien sobre todo -no solo, pero sobre todo- a las madres ¿y lo vamos a escribir en masculino o genérico porque es como hay que escribir? Me parecía que no…¡qué necesidad, si quienes lo van a comprar en un porcentaje más alto son ellas!

Miguel Ángel: También tiene mucho que ver con algo que hablamos con mucha frecuencia y es que el cambio de paradigma se va a dar desde las mujeres. No es solo un discurso feminista, que también (…) Quienes vienen a pedir ayuda son más las mujeres que los hombres y no tenía sentido escribir un texto a la comunidad global porque además los hechos nos están ratificando. Las únicas personas que nos han hecho la pregunta de ¿Separada es por familia separada, no? las únicas personas, habitualmente -y no son muchas las que nos han venido a interpelar porque hablemos en femenino- curiosamente no han sido hombres…han sido mujeres que, por algún tipo de cuestión personal, sienten que no pueden transmitir de la misma manera el mensaje. (…) No es solo una cuestión de lenguaje, sino de metalenguaje y del mensaje que estamos transmitiendo y creo que tiene suficiente peso para que todo el mundo se pueda identificar.

Cuando haces un proceso de separación desde el respeto, incluso desde el amor, lo que surge es algo diferente porque tienes la capacidad para no dejar de ver lo más importante (Miguel Ángel Corrales)

P: Tampoco es un libro pensado ni dirigido a parejas que se separa y no tienen hijos…

Miguel Ángel: Hay varios motivos por el que lo ligamos a los hijos. El primero es que no había literatura al respecto. Hay un libro que es el más conocido y por el que se ha popularizado el término de ‘separación consciente’ que es el de Katherine Woodward, que se titula Separación consciente, pero ella aborda la separación desde un proceso personal suyo y los hijos no aparecen en ningún momento. Nosotros, desde nuestra vivencia, habíamos sentido que la mayor preocupación eran los hijos. Es decir, hay un momento en que te trasciendes a ti y la mayor preocupación se deposita ahí. Para nosotros son dos cuestiones fundamentales que tienen que darse para que sea una ‘separación consciente’ la primera es no dejarnos llevar por los automatismos, es decir hacerlo desde la consciencia, desde el estar presentes, desde el darnos cuenta, desde nuestro centro, nuestro Ser; y el segundo -que igual sería el primero en importancia- es poner en el centro de las decisiones a los hijos. Y eso, muchas veces va a significar ir en contra de nuestros propios deseos, pero en eso consiste, en ir más allá de lo que quiero para mí y pensar verdaderamente en lo que quiero para mis hijos y ahí es donde está el matiz que diferencia porque cuando vemos la separación desde un punto de vista del adversario, del conflicto, de la beligerancia, al final lo que está ocurriendo es que tu ego se está poniendo por delante del ego de la otra persona, pero nadie está atendiendo a los hijos.

P: ¿Qué ocurre cuando hay una separación desde ese lugar?

Miguel Ángel: Cuando haces un proceso de separación desde el respeto, incluso desde el amor, lo que surge es algo diferente porque tienes la capacidad para no dejar de ver lo más importante y, probablemente, los más importantes son los más vulnerables porque no tienen herramientas. Los adultos, de una manera u otra pueden buscar sus ayudas a nivel profesional o personal o de cualquier otro modo...pero los niños cuando son pequeños no la tienen.

Antes de separarme me atrevía a juzgar a las parejas que se separaban con hijos y decía: es que yo esto de que los niños vayan para un lado y para otro, pobres niños…¡hay que ver lo que les hacen pasar! (Rocío López de la Chica)

P: Poner a los hijos en el centro también significa para vosotros escucharlos y tener en cuenta su opinión, hacerles ver que en las decisiones que se toman en una separación también se ha tenido en cuenta lo que ellos sienten y piensan…

Miguel Ángel: Nos gusta ver a los niños como maestros. Estamos acostumbrados a pensar -desde la mirada adulta- que nosotros somos los depositarios de la sabiduría y se nos olvida ver que hemos perdido muchas cosas en el camino y que ellos siguen conectados a las emociones y a la sensibilidad a un nivel que nosotros -y yo particularmente- me sigue sorprendiendo. Entonces, ¿por qué no empezar a mirarlos no solo como nuestros hijos, no solo como seres que tienen que aprender sino como seres que tienen mucho que enseñar?

P: Cuando lo emocional de los hijos está cubierto -decís en el libro- lo logístico, que es lo que curiosamente más quebraderos de cabeza trae a los padres separados, pasa a un segundo plano… ¿Esto lo habéis experimentado así vosotros?

Rocío: Atendiendo lo emocional todo lo demás es muy secundario. Lo emocional es lo importante. Lo logístico se lo podemos facilitar y es bueno que se lo facilitemos porque hay cuestiones importantes. Porque depende de la edad, pero esto de tener dos casas puede tener un hándicap (…) Ahí hay un plus nuestro que a mí me parece importante que asumamos ese plus de responsabilidad para que el hecho de tener dos casas sea algo relativamente fácil para ellos. Yo, antes de separarme me atrevía a juzgar a las parejas que se separaban con hijos y decía: es que yo esto de que los niños vayan para un lado y para otro, pobres niños…¡hay que ver lo que les hacen pasar! Pero cuando yo lo he vivido es como que todo depende de que lo importante esté cubierto… y si lo importante está cubierto, pues en lo demás vamos a tratar de facilitarles la vida pero desde un lugar muy natural.

P: Antes Rocío ha hablado de los múltiples duelos que surgen cuando hay una separación…¿pueden surgir también nuevas oportunidades?

Miguel Ángel: Sí; el proceso de separación abre muchas oportunidades. Es habitual ver las hieles, pero difícilmente vemos las mieles. Yo, por ejemplo, algo que comento con frecuencia es que a mí me ofreció la oportunidad de ejercer la paternidad de una manera diferente a la que estaba haciendo cuando convivía con la madre de mis hijos. De un modo u otro uno cede más, o se somete más al criterio del otro, o impone más su criterio al del otro. Pero en el momento en que nos separamos tenemos una oportunidad -especialmente los hombres- de empezar a ejercer una maternidad y paternidad 100% como tú quieres y eso puede conllevar muchos cambios. Yo no digo que todo el mundo tenga que hacerlo, pero sí que te puede remover un poco la escala de valores que tenemos.  

Cuando se da una separación el primer profesional que se busca es un abogado, cuando lo primero que se debería dar es una atención emocional (Miguel Ángel Corrales)

P: ¿No creéis que muchas veces, por las circunstancias personales de cada uno, es imposible hacer una separación consciente? ¿qué ocurre en esos casos?

Rocío: No siempre es posible porque para nosotros tampoco siempre fue posible. Durante un tiempo el padre de mis hijos hacíamos por no coincidir porque ninguno quería ver al otro ni en pintura y el nivel de tensión entre nosotros era tan alto que perjudicaba si nuestros hijos nos veían juntos. Era mejor no coincidir nunca que coincidir por aquello de estar los cuatro y que los niños vean que papá y mamá pueden estar juntos porque podíamos mantener las formas, pero la animadversión que uno sentía hacia el otro, esa energía, la palpaban los niños y no queríamos que la palparan de una forma tan evidente.

P: Esto no se consigue de la noche a la mañana, quieres decir…

Rocío: Hay un camino que hemos recorrido y es el camino que proponemos; es el camino de la consciencia (…) no sucede de la noche a la mañana y no se trata de perseguir un ideal sino de elegir qué quieres cocrear: sois una familia y tú tienes una parcela. Tu parte de responsabilidad como adulto es el 50%, entonces actúa en coherencia con lo que quieras cocrear. No digas: “yo lo que quiero es que nos llevemos bien”, pero utilices después la violencia soterrada donde cuando puedo te lanzo una pulla, donde cuando me pides el cambio de fin de semana te digo que no para fastidiarte. Tiene que haber coherencia entre lo que estás queriendo construir y lo que haces.

P: ¿creéis que faltan abogados con esta visión más consciente de las separaciones? Porque muchas parejas se dejan asesorar por ellos, ¿sería interesante que los abogados de familia también ayudaran a poner luz a este proceso?

Miguel Ángel: No hace mucho hablamos con una jueza de Valencia que nos dijo que uno de los grandes errores que habíamos cometido a nivel social es que cuando se da una separación el primer profesional que se busca es un abogado, cuando lo primero que se debería dar es una atención emocional (…) No olvidemos que por ir a juicio un abogado gana más que si no va a juicio. Y ese interés, que desde nuestro punto de vista no es nada legítimo, está ahí y sobre la mesa. Ojo con esto porque de alguna manera la elección de una abogada u otra puede condicionar mucho la relación futura que haya en esa familia y eso se queda para siempre. Porque el proceso legal a lo mejor se acota en 6 meses o en un año, pero terminado ese proceso, esas heridas se suman a las anteriores y entonces, desde ahí ¿qué vamos a poder construir? La apuesta que nosotros hacemos es la de vamos a cuida todos los aspectos y la elección de abogada también, claro.