Tosferina, una enfermedad que nos llega por oleadas y que paró en seco la pandemia de covid

El brote de tosferina detectado en centros escolares de Guadalajara y que también afecta a dos colegios de la Comunidad de Madrid vuelve a poner el foco en la necesidad de respetar el calendario de vacunaciones de los menores. La incidencia de esta enfermedad en los últimos años ha sufrido un importante retroceso como consecuencia de las medidas por el covid-19, aunque se nota un ligero incremento en los últimos meses.

Los datos oficiales del Centro Nacional de Epidemiología, dependiente del Instituto de Salud Carlos III, muestran como desde 2015, la incidencia de esta enfermedad ha ido bajando hasta situarse en mínimos durante los tres años de la pandemia de coronavirus, de 2020 a 2022.

La oleada de tosferina de 2015 fue la más intensa de las últimas registradas

Entre el 1 de enero y el 13 de diciembre de 2023 se notificaron a la Red nacional de vigilancia epidemiológica RENAVE un total de 1597 casos de tosferina, de los que la mayoría, 1188 (74,3 %) fueron casos confirmados por laboratorio.

Según estas fuentes, se ha registrado un incremento de casos comparado con los declarados anualmente en el periodo pandémico 2020-2022, con 761, 147 y 250 casos respectivamente; sin embargo, el número de casos notificados en 2023 está por debajo de los notificados en los años prepandémicos.

Es el caso de 2015 cuando se notificaron más de 8.352 casos de tosferina, casi el triple que en 2014.

La tosferina es una enfermedad prevenible por vacunación que mantiene su patrón epidémico cíclico, con ondas que se presentan cada 3-5 años. Entre 1998 y 2016 se describen 5 ondas epidémicas (1ª: 1998-2001 2ª: 2002-2005; 3ª: 2006-2009; 4ª: 2010-2013 y 5ª: 2014-2016). Hasta el año 2009 la incidencia de tosferina fue inferior a 2 por 100.000 habitantes (excepto el pico epidémico del año 2000).

Desde el año 2010 la enfermedad se encuentra en una situación de epidemia sostenida, manteniendo el patrón cíclico, pero siempre en un rango superior al de los años previos. En 2014 se inició una onda que alcanzó el pico máximo en 2015 con 17,99 casos por 100.000, evidenciando un marcado aumento de la enfermedad. En 2016 se inicia el descenso de la onda (11,07 casos por 100.000).

La tasa de hospitalización por tosferina, como indicador de gravedad de la enfermedad, presenta las mismas ondas epidémicas que la incidencia, aunque las oscilaciones son más discretas.

A partir de marzo del año 2020, coincidiendo con la implantación de las restricciones al contacto social por la pandemia de Covid-19, la circulación de B pertussis se redujo drásticamente. El incremento de casos de tosferina identificado en el primer año pospandemia podría estar relacionado con la eliminación de las restricciones al contacto social y la supresión del uso de mascarillas.  

Mortalidad por tosferina

Según la Estadística de mortalidad por causa de muerte del INE, en la etapa prevacunal las muertes por tosferina superaban los 30 casos al año; a partir de los años 70 la mortalidad fue reduciéndose y en la década de los 90 apenas se registraron muertes por esta causa. 

Entre 2005 y 2020 se han registrado un total de 56 defunciones por tosferina en la Estadística de Mortalidad del INE y 51 muertes entre las hospitalizaciones por tosferina del Registro de Actividad de Atención Especializada (RAE-CMBD).

Las muertes por tosferina se registran todas en lactantes en los primeros tres meses de vida. Las defunciones por tos ferina se acumulan en el segundo mes de vida y suponen el 58,1 % del total dedefunciones del INE, y el 58,8 % de las identificada en el RAE-CMBD.

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