Desarrolla un aparato que permite prever la muerte con 4 días de antelación

  • Una investigación de la Universidad de Hamburgo ha producido este dispositivo cardíaco

  • El 'radar cardíaco' es capaz de detectar el pulso, la respiración y la frecuencia cardíaca

  • Está instalado en un hospital de cuidados paliativos y predice la muerte de los pacientes con increíble precisión

Alexander Kölpin es profesor de la Universidad Técnica de Hamburgo y junto con su equipo ha desarrollado un nuevo dispositivo cardíaco capaz de anticipar la muerte con cuatro días de antelación. Este novedoso dispositivo está basado en la tecnología con la que funcionan los radares. Gracias a ella se pueden analizar tanto los latidos del corazón como la respiración de forma continua y sin contacto con el paciente.

Los sensores de este dispositivo, que no requiere de cables ni de dispositivos colocados sobre el paciente, son increíblemente precisos y pueden calcular con mucha precisión la frecuencia cardíaca, el esfuerzo y la frecuencia del pulso. Con estos datos es capaz de detectar la arteriosclerosis y, por tanto, el riesgo de que una persona sufra un infarto. En caso de que el corazón vaya a dejar de latir con regularidad o detecte alteraciones del ritmo cardíaco el dispositivo activa una alarma.

De momento, el novedoso dispositivo solo cuenta con una unidad producida y esta se encuentra instalada en la unidad de cuidados paliativos del Hospital de Mujeres de Erlangen (Alemania), donde utilizando los datos recogidos por su radar es capaz de predecir la hora de la muerte de los pacientes con cuatro días de antelación. Y lo hace con una precisión que asusta.

“Nuestros sensores emiten ondas electromagnéticas que son reflejadas por el cuerpo. La sangre expulsada por el corazón viaja por las venas produciendo una onda, un pulso, que aparece como una vibración en la superficie del cuerpo. Podemos medir esa vibración con los sensores de radar para determinar muchos criterios médicos del sistema cardiovascular”, explica Kölpin.

La investigación que ha dado lugar a la creación de tan sorprendente dispositivo se enmarcaba en la observación y diagnóstico temprano de bebés prematuros. “Nos centramos principalmente en las convulsiones epilépticas. Se cree que la epilepsia no diagnosticada es responsable de hasta el 20% de todas las muertes infantiles súbitas. El problema es que estas convulsiones muchas veces no se diagnostican en los bebés porque aún no presentan convulsiones motoras”, cuenta Kölpin. La tecnología de radar permite medir y detectar esta actividad cardiovascular irregular con precisión y sin necesidad de contacto.