¿Es la ciguatera el nuevo anisakis? Cinco cosas sobre estas toxinas que envenenan pescados (y a ti)

Elsa Alonso 08/07/2017 11:48

No son parásitos

A diferencia del anisakis, la ciguatera no es un 'bichito'… ni siquiera es un ser vivo. Se trata de la enfermedad producida por la ingesta de un pescado que contenga las ciguatoxinas. Estas toxinas afectan al sistema neurológico afectando de lleno en las conexiones interneuronales y neuromusculares, alterando la conducta nerviosa y neuronal.

Crecen en medios tropicales

Las ciguatoxinas no son de ahora. El conocimiento de su existencia se remonta a los años sesenta, cuando se consiguió comprobar el agente tóxico procedía de unas algas marinas muy difíciles de ver a simple vista (del género Gambierdiscus) que crecen y habitan sobre la superficie de los arrecifes de coral en las zonas de clima tropical y subtropical. Los peces se contaminan al comerlas y van transmitiendo la toxina maligna por toda la cadena trófica. ¿Qué probabilidad tienes de comerla? Claro está que los concursantes de Supervivientes han comprado más papeletas para intoxicarse que tú, porque no paran de comer peces de las 400 especies que han dado 'positivo' en ciguatoxina, según la OMS: desde meros, pargos, cunas, morenas, barracudas hasta estorninos y peces papagayo.

Está aquí, entre otras cosas, por culpa del cambio climático

¿Por qué se habla tanto de esta intoxicación últimamente en España? Hasta ahora, su presencia había sido puntual y solo en casos de consumo de peces directamente traídos de zonas tropicales. Sin embargo, el cambio climático está favoreciendo la supervivencia de estos peces en zonas templadas, como el Mediterráneo y el Atlántico. Además, "el aumento del consumo per cápita de productos de pesca, asociado al aumento del transporte interregional de productos de pesca, ha aumentado el área de registro de casos de ciguatera", dice la Organización Panamericana de la Salud.

Desde 2004 ya se encontraron restos de estas algas portadoras de ciguatera en las Canarias, y desde 2008 a 2015, las zonas de Madeira y el archipiélago canario han experimentado 18 brotes con más de un centenar de casos, muchos de ellos causados por el pez limón, de la especie Seriola.

Sus síntomas son muy variados y pueden llegar a ser crónicos

Si consumes un pez que tenga ciguatoxinas puedes llegar a experimentar:

· Problemas gástricos, como náuseas, vómitos y diarreas

· Neurológicos, que afectan a las articulaciones y los músculos entumeciéndolos y dejando un cosquilleo muy desagradable que produce debilidad. También, es posible que sufras un trastorno de la percepción térmica, equivocando cálidos por fríos.

· Cardiacos, por la tensión baja y las arritmias que se producen en las primeras horas.

Todos estos achaques pueden desaparecer en las primeras o horas o transcurridas unas semanas. Pero hay algunos otros síntomas que pueden permanecer meses o, incluso, no desaparecer nunca. Estos son el dolor articular, el dolor de cabeza, los mareos, la depresión, la fatiga y la dificultad para respirar.

La Organización Panamericana de la Salud dice sobre la mortandad por ciguatera: "La incidencia de muertes es baja, y es consecuencia de paro respiratorio o cardíaco".

No hay diagnóstico, no hay vacuna

Por ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha comunicado la existencia de ninguna prueba que diagnostique la intoxicación por ciguatera. Los casos se han ido verificando mediante un estudio de síntomas y el análisis del pescado ingerido.

Tampoco hay vacuna ni manera de prevenir que la ciguatoxina nos ataque. ¿Dejamos de comer pescado? La solución no es esa. A pesar de que la toxina sobrevive a cualquier proceso de congelado, ahumado o salazón, debemos comer el pescado (siempre que no procedan de clima tropical) sin ningún temor: el riesgo en España es del 0,1%, de momento, y el mercado pesquero entre la nación y las zonas tropicales no es masivo.