140 kilómetros de travesía en el desierto de sal más grande del mundo. Esta ruta ha sido la peculiar despedida de la vista que ha realizado un profesor francés: "Es un lugar mágico, no hay nada que se le parezca", ha asegurado.
Hace unos meses la enfermedad degenerativa que sufre fue a más, y los médicos le avisaron de que en pocos meses le dejará ciego por completo. Una vez que asimiló la noticia, Albar Tessier no dudo un momento y antes de que fuera demasiado tarde, decidió dejar el colegio para niños ciegos en el que trabaja, preparó el equipo necesario y comenzó a organizar el viaje de su vida. Había estado dos años calculándolo todo para afrontar el duro viaje.
En concreto, se ha gastado todos sus ahorros en volar hasta Bolivia. El viaje ha durado una semana por el desierto de Salar de Uyuni, la zona a pesar de ser prácticamente plana se encuentra a unos 3.650 metros sobre el nivel del mar y tiene una extensión de 10.582 kilómetros cuadrados. Es uno de los principales destinos turísticos bolivianos y alberga la mayor reserva mundial de litio.
Saliendo del pueblo de Llica, caminó 20 kilómetros diarios a 15 grados bajo cero, en completa soledad, como guía y acompañante solo disponía del GPS: “Este momento es tan especial, la emoción de estar perdido en la inmensa blancura, es fantástico", ha explicado. Durante esta jornada ha llegado a su meta, el pueblo Colchani.
Durante la travesía, un equipo de seguridad ha estado atento a sus movimientos, el francés les prohibió la intervención a no ser que él lo pidiese a través de la radio que les mantenía comunicados. No han tenido que intervenir y en todo momento se mantuvieron a una distancia considerable.
Su historia ya da la vuelta al mundo, ha emocionado a muchos, ya que ha realizado el viaje con parte de su visión ya perdida. Quiere servir para motivar a otras personas que sufran algún tipo de discapacidad o enfermedad degenerativa, mostrando su experiencia de vida como un ejemplo de superación. Para este profesor no existen las barreras.