Las medicinas también te pueden provocar un golpe de calor: apunta cuáles para evitarlo

Elsa Alonso 07/08/2017 18:28

Todas las personas contamos con un 'termostato' que mantiene al cuerpo entre los 37,2 y 37,6 grados. ¿Cómo? Con ayuda del hipotálamo. Este conduce la sangre a un lado o a otro para disipar calor donde y cuando se necesite.

Sin embargo, ante el calorazo, este sistema termorregulador se satura. Según fuentes de Europa Press, las altas temperaturas gastan las reservas energéticas del organismo y provocan depresión en el hipotálamo, dando lugar al sonado golpe de calor.

Este proceso de desnaturalización de proteínas y alteración del termostato general del cuerpo depende de varios factores: temperatura ambiente, aclimatación, humedad, viento, la ropa que lleves puesta y, además, la medicación.

Hay personas con determinadas disfunciones fisiológicas que no soportan tan de buena gana el sol de agosto porque toman algunos fármacos y terminan por sufrir un golpe de calor más rápido.

¡Ojo, si tomas uno de estos!

· Antihistamínicos: son todos aquellos que te manda el alergólogo en primavera para superar esa congestión que te produce el polen o cualquiera de las plantas del campo, como también en los casos de rinitis, urticarias agudas o la cinetosis.

· Benzodiacepinas: son medicamentos psicotrópicos, o sea, todos los que actúan sobre el sistema nervioso central, con efectos sedantes, hipnóticos o anticonvulsivos. Se utilizan como ansiolíticos muchas veces.

· Diuréticos: Los hay de farmacia y de herbolario. Son todas las sustancias que 'te limpian' por dentro. Eliminan agua y electrolitos por vía urinaria o anal. Se utilizan medicinalmente para reducir la hipertensión arterial, en las cardiopatías congestivas, así como en casos en los que sea necesaria una evacuación de líquidos y toxinas: los edemas, la cirrosis hepática, o retorno venoso complicado.

· Antidepresivos: debe ser siempre recetado por el psiquiatra y son para tratar (como su propio nombre indica) la depresión. Ayudan a mejorar la forma en la que el cerebro gestiona algunas sustancias químicas naturales.

· Alfaadrenérgicos: son lo contrario a los receptores alfa adrenérgicos, es decir, los neurotransmisores que actúan en momentos de ira o lucha. Estos medicamentos son recetados para disminuir la frecuencia cardíaca y los niveles de adrenalina. Se utilizan en enfermedades como el síndrome de Raynaud, la hipertensión y la esclerodermia.

· Anticolinégicos: es un compuesto farmacéutico que sirve para reducir o anular los efectos producidos por la acetilcolina, la que se encarga de la regular la actividad sináptica del sistema nervioso. Es para enfermedades que afectan al sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico.

· Batabloqueantes: es uno de los componentes que encuentras en las medicinas que te mandan con las anginas de pecho, pero también con problemas del corazón, como la insuficiencia cardíaca, las arritmias o la miocardiopatía hipertrófica. También, se puede utilizar para combatir el hipertiroidismo, el glaucoma o la migraña.

· Bloqueadores de los canales de calcio: se utilizan, como las anteriores, para controlar la presión arterial alta, el dolor en el pecho y el ritmo cardíaco anormal.

· Neurolépticos: este compuesto es el menos frecuente de todos los que se nombran en esta lista. Son parte de un tratamiento para las personas con psicosis. Los neurolépticos ejercen modificaciones en el cerebro y para manejar casos de esquizofrenia y hacer desaparecer las alucinaciones y los trastornos bipolares derivados de esta enfermedad.