La primavera, a la vuelta de la esquina: 10 enfermedades en las que lo meteo influirá mucho

eltiempohoy.es 10/03/2018 08:38

Faringitis

Todavía sufres los coletazos de los enfriamientos del invierno y la amenaza para tus vías respiratorias no cesa y llega en forma de infección de la faringe. Los cambios bruscos de temperatura de esta época tienen mucho que ver. Los expertos advierten que las infecciones externas son más proclives en esta estación por la bajada de defensas. Entre sus síntomas el dolor al tragar, tos y afonía, y para paliarlos puedes recurrir a trucos naturales, infusiones de miel, pastillas para la garganta, mucho líquido, frutas y verduras.

Alergias

Si los síntomas de los que te hablábamos hace un momento persisten y se agudizan, puede que no se trate de un resfriado primaveral, sino de alergia. Entre las claves para identificar una reacción al polen, a los ácaros o al olivo (entre otros): los estornudos persistentes; mucosidad líquida y constante; picor e irritación de los ojos de manera permanente; dilatación de estas manifestaciones físicas en el tiempo; y su agresividad cuando estamos expuestos a la floración.

Asma y rinitis

Precisamente esa exposición a los alérgenos produce un aumento de la incidencia del asma. Se sabe que en más de un 60% de los adultos diagnosticados de esta enfermedad crónica hay un detonante alérgico (aumenta hasta el 80%, en el caso de los niños) y sus síntomas son muy reconocibles: respiración sibilante, falta de aire, opresión en el pecho y tos. Además, no hay que pasar por alto la rinitis alérgica, que en algunos casos desencadena en asma bronquial. Además de cumplir con la medicación prescrita por el médico, conviene purificar el aire de tu hogar, tratar de mantener las ventanas cerradas, hacer una limpieza en profundidad de la casa y limitar el deporte y la exposición al aire libre.

Varicela

El aumento de la temperatura es uno de los factores principales del incremento de los brotes de varicela en esta época del año. Esta enfermedad infecciosa (muy contagiosa) se presenta, sobre todo, entre los menores de nueve años, pero en los adolescentes y en los adultos puede llegar a ser más preocupante. Se transmite de persona a persona a través de tos, estornudos y de contacto directo con las lesiones cutáneas, y el periodo de incubación se prolonga de dos a tres semanas. Además de la erupción de ampollas en la piel, suele ir acompañada de fiebre, dolor de cabeza, falta de hambre e incluso vómitos. La medida más efectiva para prevenirla es la vacunación.

Conjuntivitis

Las molestias oculares son otra fastidiosa compañía de la primavera, sobre todo entre los alérgicos. La conjuntivitis, la más común de las dolencias de nuestros ojos, es una inflamación de la membrana mucosa que recubre el interior de los parpados. Entre sus síntomas más distintivos: secreción ocular, ganglios inflamados, dolor moderado, visión borrosa, hinchazón de los párpados y fotofobia. Pese a que en muchos casos no es necesaria la ingesta de antibióticos es conveniente acudir al médico para evitar males mayores, como una lesión corneal. Para los alérgicos, antihistamínicos en colirio.

Infecciones gastrointestinales

Diarreas severas y la salmonelosis son dos infecciones gastrointestinales de origen bacteriano que proliferan en el equinocio primaveral. El aumento de los valores positivos de temperatura y la humedad contribuyen a la propagación de bacterias, sobre todo en alimentos mal conservados. Asimismo, las colitis agudas, que suelen ir acompañadas de náuseas, dolor abdominal, dolores de cabeza y malestar general, acarrea la deshidratación de nuestro organismo, un hecho que no debemos pasar por alto y que es un factor de riesgo en bebés, niños, personas mayores y con enfermedades crónicas.

Hepatitis viral

Según la Organización Mundial de la Salud, la hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por uno de los cinco virus de la hepatitis, siendo las categorías A y E las vinculadas a alimentos y agua contaminados y falta de higiene en el hogar. Entre sus síntomas están la diarrea, la pérdida de apetito, dolores de estómago, cansancio, fiebre y náuseas. En ambos casos la curación suele ser espontánea y los especialistas no suelen prescribir medicación, aunque se suele rehidratar y tratar de encontrar el equilibrio nutricional del paciente. La mejora de la higiene personal, la inocuidad de los alimentos y la vacunación son las medidas recomendadas por los médicos.

Parasitosis

La enfermedad parasitaria (infecciosa) se pueden producir a través de alimentos y agua contaminada, por la picadura de un insecto o por contacto sexual. Tanto los humanos como los animales domésticos estamos expuestos a este tipo de infecciones, cuya incidencia se agudiza con la llegada de los primeros calores y de la floración. Pulgas, garrapatas, mosquitos, abejas y avispas proliferan cuando pasamos más tiempo al aire libre. Sin olvidar los molestos piojos, que, como en otoño, campan a su anchas de cabeza en cabeza.

Lesiones

Estamos en época de maratones o de operación bikini, así que se acrecientan las posibilidades de sufrir una lesión. Además, el buen tiempo anima a practicar todo aquello que no hemos podido hacer en invierno, como barranquismo, mountain bike o senderismo, que suelen acarrear pequeños traumatismos, esguinces y sobrecargas en rodillas y tobillos. Es primordial que pidamos consejo a un experto, pero la máxima de cualquier buen deportista pasa por un buen calentamiento, la modulación del ejercicio, una alimentación sana, una buena hidratación a lo largo de toda la actividad, el equipo deportivo adecuado y no olvidar jamás los estiramientos para recuperar la tonicidad muscular.

Infecciones (bacterias y hongos)

En primavera no solo disfrutamos más del exterior, solemos aprovechar para ir a balnearios, spas y piscinas cubiertas, donde proliferan los hongos. Por ese motivo, aumentan las consultas médicas relacionadas con infecciones en la piel, en las uñas y las generadas por levaduras vaginales. El impétigo es muy habitual en niños, por lesiones en la piel o picaduras de insectos; y también el tétanos en aquellas personas que no estén vacunadas y hayan sufrido un corte o herida de cierta consideración. Los especialistas aconsejan no ir descalzos en zonas de baño, evitar la humedad, mantener una buena higiene personal, utilizar ropa interior de fibras naturales y huir de los cosméticos agresivos para la piel.