Consecuencias de la caída global de la fertilidad: en 2050 más de un tercio de la humanidad será mayor de 65 años

  • Se estima que la población de 61 países disminuirá un 1% o más hasta 2050 debido a sus bajos niveles de fecundidad

  • Para 2050 se prevé que la reducción de la tasa de mortalidad se traduzca en un promedio de longevidad de cerca de los 77,2

  • Los 15 países más grandes por PIB tienen una tasa de fertilidad por debajo de la llamada tasa reemplazo

El crecimiento de la población mundial se está desacelerando. Un informe publicado por Naciones Unidas asegura que desde 1950 es más lento de lo habitual. Una consecuencia directa de la caída de la tasa de fertilidad, el número promedio de nacimientos por mujer, que se está derrumbando en todo el mundo. Y esto es un problema global.

En 2000, la tasa de fecundidad mundial era de 2,7 nacimientos por mujer. Hoy es 2,3 y cayendo. 

Y lo peor no es solo eso: los 15 países más grandes por PIB tienen una tasa de fertilidad por debajo de la llamada tasa reemplazo. Además se ha constatado que esta tendencia incluye también a los dos grandes países con más población, China e India.

Se estima que la población de 61 países disminuirá un 1% o más hasta 2050 debido a sus bajos niveles de fecundidad y, en algunos casos, a sus altas tasas de emigración, según un informe de Naciones Unidas.

En la actualidad hasta dos terceras partes de la población mundial vive en un área o en un país donde esta tasa es inferior a los 2,1, lo que hace prever un crecimiento nulo a largo plazo en poblaciones con tasas de mortalidad baja.

Y estos datos ya se aprecian de forma palpable en los países: en Italia se han empezado a cerrar salas de maternidad, en China se acrecienta el abandono de zonas rurales y la falta de alumnos de las universidades de Corea del Sur empieza a ser preocupante .

Como consecuencia: población envejecida

Una falta de nacimientos que tienen como primera consecuencia una población envejecida que además es longeva, porque coincide además con un aumento de la esperanza de vida.

En 2019 se alcanzó los 72,8 años de media en los países desarrollados, casi 9 años más que en 1990.

En 2050 se prevé que la reducción de la tasa de mortalidad se traduzca en un promedio de longevidad de cerca de los 77,2.

Un análisis de The Economist ha constatado que ya no solo son Japón e Italia los países más envejecidos, ahora hay que mirar también a Brasil, México y Tailandia. En 2030, más de la mitad de los habitantes del este y sudeste de Asia tendrán más de 40 años, por ejemplo.

Unos datos que asustan por todo lo que implica: ¿Quién cuidará de toda esa población? ¿Cómo lo vamos a mantener?

Los problemas de no tener generación relevo

Que cada vez haya menos nacimientos y la población de los países esté envejecida no es un problema menor. Esto significa en principio una amenaza con la organización habitual de la sociedad actual, que se basa en la idea de que el excedente de jóvenes impulsará las economías y ayudará a pagar los gastos de las personas mayores.

Actualmente el mundo rico tiene alrededor de tres personas entre 20 y 64 años por cada persona mayor de 65. Para el 2050 tendrá menos de dos.

Los datos son claros. Con una población envejecida habrá "jubilaciones más tardías, rendimientos reales más bajos para los ahorradores, y una una necesidad mayor de imponer impuestos más altos para mantener a la población, lo que podría llevar a crisis presupuestarias gubernamentales", según estiman los analistas de The Economist.

La ONG Banco Mundial estimó como afectaría a Uruguay este problema que atañe a todos y llegó a la conclusión de que una de las preocupantes consecuencias de una población que se enfrenta a un gradual envejecimiento es la caída de la productividad. A más jubilaciones sin relevo, menos trabajo realizado.

Además de que no hay que perder de vista el coste económico y social que supone cuidar a una población mayor. No solo habrá más gente demandando servicios de salud, sino también que el costo relativo a los servicios que necesita una población más anciana es más alto, porque sus enfermedades y cuidados requieren más atención que las de una población joven. Un anciano suele necesitar tratamientos mucho más complejos y costosos que una persona menor de 40 años.

¿Qué se puede hacer para revertirlo?

Aunque el problema es global, no hay un enfoque unitario para tratarlo. Diversos informes defienden que  el mayor obstáculo para tener hijos es el aumento del coste de la vida. Y cada país lo combate de una manera.

Mientras el gobierno japonés ha prometido un millón de yenes por hijo o hija para las familias que se trasladen a Tokio para rejuvenecer la urbe, en Hungría, se apuesta por ayudar a las parejas a mantenerse y los matrimonios jóvenes pueden solicitar al banco un préstamo de hasta 10 millones de forints (unos 30.000 euros) y dejar de pagar intereses por él si tienen un hijo en un plazo de cinco años.

En Europa, Suecia, Noruega, Islandia y Estonia son los que más apuestan por políticas de apoyo a la familia entre los 31 países más ricos, según un informe de UNICEF. Entre otras medidas Estonia ofrece a las madres la baja con sueldo completo de mayor duración, 85 semanas, seguida de Hungría (72 semanas) y Bulgaria (65 semanas).

Cuando se pregunta a la población sobre natalidad las respuestas suelen coincidir, a casi todos les gustaría tener más hijos de los que tienen. Esta brecha entre la aspiración y la realidad se ve frenada por la falta de ayudas sociales a la crianza.

Países como Francia están revirtiendo los datos con sus políticas sociales. Los franceses dedican cerca del 4% del Producto Interior Bruto (PIB) a prestaciones como el permiso parental retribuido, el subsidio familiar y las guarderías subvencionadas, y quizá por eso tienen la tasa de fertilidad más alta de Europa (1,80 nacidos vivos por mujer) .

En España, por el contrario con 1,23, tenemos una de las tasas de fertilidad más bajas de Europa. Una cifra que quizá se deba a que los españoles consideran que tener hijos "cuesta mucho", tanto en términos económicos como en términos de oportunidades vitales, según recoge un informe del Ministerio de Trabajo, lo que lleva a que la reducción de número de nacimientos sea notable. En 2016 hubo 408.734. En 2022 , 329.812.

La Ley que preparaba el Gobierno para defender a las familias es una de las que ha quedado sin aprobar por el adelanto electoral.