Un buen mantenimiento del vehículo es esencial para una mayor seguridad en carretera, eso implica asegurarnos de que todo está en perfectas condiciones, también las ruedas, y no hablamos solo de la presión, también es importante que la superficie de los neumáticos cumpla con la normativa.  

Revisar que todo está bien de vez en cuando puede ayudarnos a sentirnos más seguros y evitar accidentes, pero ¿tenemos que asegurarnos de que nuestras ruedas tienen ‘pelitos’? ¿Qué función cumple este pequeño detalle?

Lo cierto es que, aunque parezca mentira, los ‘pelitos’ de los neumáticos no sirven para nada. Puede que los hayas visto en las ruedas nuevas cuando has tenido que cambiarlas e incluso es probable que hayas pensado que cumplen alguna función imprescindible y que sin ellos las ruedas podrían tener peor agarre o ser de peor calidad. 

Al fabricar los neumáticos es necesario pasar por el proceso final que les dará su forma definitiva marcando los dibujos gracias a presiones y temperaturas elevadas. En estas condiciones, el caucho pasa a un estado líquido, que permite que adopte la forma que se desea darle. 

En este proceso se aplica calor y también aire, lo que hace que se puedan formar burbujas entre el caucho y el molde, por lo que es necesario que existan diminutos agujeros por los que el aire pueda salir, evitando que los vapores y burbujas pongan en riesgo la integridad del neumático. Por esos orificios sale el aire, pero también diminutas cantidades de caucho que después, al solidificarse, dan lugar a los pelitos que tantas dudas provocan. 

La máxima utilidad que se ha encontrado en ellos es poder destacar que una rueda es nueva, pero esto tampoco sirve en todos los casos, de hecho algunos fabricantes, como los de vehículos de gama alta, los eliminan antes de poner los neumáticos a la venta. En general, se van perdiendo con el uso, quedando solo algunos en los laterales. 

Viendo que los ‘pelitos’ no nos aportan información (ni beneficios), no es mala idea saber qué tenemos que tener en cuenta a la hora de comprar un neumático. El primer paso siempre es elegir una tienda de confianza, donde puedan darnos el mejor asesoramiento, sobre todo si es la primera vez que cambiamos los neumáticos. 

Hay que revisar el código del neumático, que debe coincidir con los homologados por el fabricante del coche. El primer grupo de cifras hace referencia al ancho de la rueda y el segundo, al perfil de la misma. El tercero indica el diámetro de la llanta y suele ir precedido por la letra R. El final es el índice de carga y le sigue una letra que revela la velocidad máxima de soporte. 

El dibujo del neumático debe ser impecable, porque esto garantiza la adherencia, además las cuatro ruedas tienen que ser iguales. Existen también neumáticos de verano y de invierno, dato que conviene tener en cuenta cuando los cambiamos porque es necesario escoger aquellos que garanticen la máxima adherencia.