Acción de Greenpeace en una empresa que fabrica bombas de racimo

INFORMATIVOSTELECINCO.COM 22/05/2008 11:35

Escaladores de la organización han desplegado en la fachada de la empresa una pancarta gigante con la imagen de un niño mutilado por las bombas de racimo, que "simboliza todas las víctimas inocentes que estas bombas causan por todo el mundo", señalan en su página web.

La pancarta, en la que puede leerse el lema "Expal fabrica bombas de racimo que mutilan", se ha desplegado al mismo tiempo que otro grupo de activistas ha llenado el vestíbulo del edificio con prótesis y siluetas de personas amputadas por este tipo de armamento.

Los activistas han reclamado una reunión con los responsables de la empresa para expresarles su posición con respecto a este tipo de arma y hacerles entrega de la copia de una prótesis y de un vídeo, donde una víctima de Camboya reclama la prohibición de estas armas.

La prótesis, que se entregará también en el Ministerio de Defensa y en el de Exteriores, "simboliza a todas las personas que han resultado mutiladas, heridas o muertas como consecuencia de una bomba de racimo", señala la organización internacional.

Conferencia en Dublín

Greenpeace recuerda que en estos días y hasta el 30 de mayo tiene lugar en Dublín una Conferencia Diplomática de la que debe salir el texto de un Tratado de prohibición de las bombas de racimo. Más de 100 gobiernos participan en las negociaciones junto a una importante presencia de la sociedad civil. Según los ecologistas, "ciertos gobiernos están planteando iniciativas que debilitarían el resultado del Tratado", entre ellos España que apoya "excepciones para ciertos tipos de bombas de racimo".

"La postura del Gobierno español es inaceptable. No hay bombas de racimo buenas. Matan a los civiles durante los bombardeos y después de que las guerras hayan terminado. Nunca se ha demostrado que existan esas armas seguras, sino todo lo contrario. En todos los conflictos donde se han usado han causado tremendos impactos sobre la población civil", denuncia Mabel González, responsable de la campaña de Desarme de Greenpeace.

KOD