Alcanza Fuerteventura una segunda boya de investigación de EE.UU

EUROPA PRESS 10/01/2012 18:03

La boya se prevé que comience su viaje de vuelta a Estados Unidos esta semana, cuando está programada la llegada de un contenedor de seguridad especial, después de que hace unos cuatro meses, un vecino de Cofete encontrara el artilugio varado en la playa e informara de ello a Medio Ambiente, que lo recupero y contactó con la Universidad de Cornell.

Esta es la segunda vez que llega a Fuerteventura una boya de investigación de este tipo, desde que este proyecto en cuestión liberara cientos de estos dispositivos en la Bahía de Massachussets en enero de 2008. La primera boya apareció, también en Cofete, en el verano de 2010, según informó el Cabildo en nota de prensa.

El estudio de la universidad americana y en el que la institución insular ha mostrado su interés, consiste según explicó la consejera de Medio Ambiente del Cabildo, Natalia Évora, en "cómo la contaminación acústica submarina puede afectar a las distintas especies, especialmente en lo que respecta a los mamíferos marinos".

Évora añadió que en las aguas de Fuerteventura existen poblaciones residentes de cetáceos, así como "hay muchas otras que se acercan constantemente aquí durante sus rutas migratorias y, por lo tanto, puede ser muy útil conocer en qué medida la actividad humana puede perturbar la biodiversidad marina".

Las boyas encontradas, para llegar a Fuerteventura desde la Bahía de Massachussets han tenido que recorrer al menos 5.300 kilómetros aunque "es probable que esta distancia haya sido mayor y que los artilugios hayan derivado durante meses bajo el empuje de las corrientes marinas".

La información recogida en los aparatos de medición que incorpora cada boya será de "gran valor" para la comunidad científica internacional a la hora de valorar la influencia del ser humano en el entorno vital de los cetáceos.

Respecto a la boya encontrada es un dispositivo científico de última tecnología, de unos 46 kilogramos de peso, y sus equipamientos incluyen una "potente" batería de hidrógeno, varios discos duros de alta capacidad, diferentes aparatos de medición y un armazón esférico sellado al vacío para evitar el contacto con el agua de mar.

Todo el artilugio venía dentro de una carcasa de plástico de alta resistencia, en el que se detallaba la información necesaria para contactar con los responsables del proyecto.

Finalmente, se indicó que la densidad calibrada de la boya permite su desplazamiento a media agua a través de las corrientes marinas y se presupone que la corriente del Golfo ha sido la que ha impulsado el artefacto, desde que fuera arrojada al mar en Massachussets en enero de 2008.