Cien lactantes fallecen cada año por muerte súbita en España

AGENCIA EFE 05/06/2009 11:58

Así lo ha señalado hoy el doctor Frederic Camarasa en una rueda de prensa celebrada en el marco del 58 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), en la que ha explicado que junto a los factores de riesgo conocidos y modificables existen factores biológicos inherentes al propio niño, como genes que pueden predisponer a este tipo de muerte.

El Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL), la principal causa de mortalidad en el primer año de vida, es el fallecimiento repentino e inesperado durante el sueño de un lactante sano, sin que se encuentre la causa después de una autopsia minuciosa, el estudio del historial y la investigación de su entorno.

Según Camarasa, el 10 por ciento de los casos de esas "autopsias blancas" se podrían explicar por la existencia de la mutación de varios genes, que afectarían al control de los centros cardio-respiratorios ubicados en el tronco cerebral.

Actualmente, se está investigando en los marcadores genéticos y en valorar la posible predisposición a este síndrome, que en el 90 por ciento de los casos se produce entre el primer y sexto mes de vida, aunque también pueden registrarse en mayores de un año.

Camarasa, coordinador del Grupo de Trabajo para el Estudio y la Prevención de la Muerte Súbita del Lactante de la AEP, ha insistido en que las campañas de prevención deberían implantarse en las maternidades y llegar a todas los sectores, incluso a los más desfavorecidos, donde se registran un mayor número de casos al no tener información puntual.

Dormir boca abajo, excesivamente tapados, en habitaciones con mucho calor y en colchones blandos son factores de riesgo controlables para el fallecimiento de un lactante de manera inesperada, a los que se unen los antecedentes de consumo de tabaco en la madre y el tabaquismo del entorno.

Con la modificación de estos factores se podrían evitar gran parte de los casos, pero sólo con hacer que los niños duerman boca arriba, ni hacia abajo ni de lado, se ha logrado una disminución entre el 50 y el 67 por ciento de la incidencia, según Camarasa.

En los niños inmaduros el periodo más vulnerable para fallecer por muerte súbita está entre los dos y los cuatro meses, por factores ambientales o infecciones víricas.

La identificación de los principales factores de riesgo ha logrado que la incidencia de este síndrome haya pasado de los dos o tres casos por cada 1.000 nacidos en los años noventa a menos de uno por cada 1.000.

En el año 2000, el Grupo de Trabajo para el Estudio y la Prevención de la Muerte Súbita del Lactante de la AEP puso en marcha una campaña que, según su coordinador, ya ha recogido sus frutos.

De hecho, en el País Vasco y Navarra se ha producido un descenso de la mortalidad de entre el 50 y el 75 por ciento, sobre todo en la comunidad navarra donde estos casos son ya testimoniales, ha informado Camarasa.