Así, el delegado del Colegio de Geólogos en Cantabria, Óscar Gil, ha lamentado que en estos casos se actúe después de que se haya producido el desprendimiento y no antes y ha subrayado que en la administración de Cantabria "no hay ni un solo profesional de la geología que pueda analizar la geomecánica de los taludes", mientras que en Asturias y País Vasco están a años luz.
"Los argayos hay que atacarlos desde el control preventivo para evitar desprendimientos mediante inventarios de taludes periódicos", añade el geólogo que recomienda que se tomen medidas de prevención y de vigilancia y control sobre todo de aquellos taludes y laderas que mostraron "indicios de inestabilidad durante el pasado invierno" y ha abogado por limitar "en lo posible" el paso o la permanencia de personas y vehículos por el pie de los mismos".
Además, ha explicado que el terreno está agrietado después de la "grave sequía" que ha generado el otoño, caracterizado por "escasas precipitaciones y temperaturas anormalmente altas". A este respecto, ha indicado que tal situación es "poco habitual en el norte, donde el terreno en superficie siempre presenta cierta humedad". "El agua de lluvia aprovecha las grietas para gestar argayos a partir de la presión que ejerce sobre estas", ha precisado.
Finalmente, ante la falta de profesionales o funcionarios geólogos que puedan analizar la geomecánica de los taludes, desmontes o terraplenes en el Gobierno de Cantabria y en la Consejería respectiva, ha recordado que el Colegio de Geólogos está a disposición para realizar alguna consulta.