Condenan a 45 años de prisión al asesino de una niña coreana en Las Palmas

AGENCIA EFE 10/12/2010 19:20

La sentencia, difundida hoy por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y contra la que cabe interponer un recurso de apelación en cinco días, ratifica el veredicto de culpabilidad emitido por el jurado, que consideró al condenado, S.O.L., responsable de un delito de asesinato y otro de violación.

El fallo judicial prohíbe al condenado aproximarse a menos de 500 metros a los padres y hermano de la víctima, a su domicilio y lugar de trabajo, y establecer comunicación con ellos durante 35 años, además de residir en Gran Canaria, en cuya capital ocurrieron los hechos, durante 25 años, límite máximo de cumplimiento de las penas privativas de libertad.

La sentencia establece que por los daños morales causados por el fallecimiento de la niña, que tenía once años cuando fue violada y asesinada, el condenado deberá indemnizar a su familia con 400.000 euros, además de asumir el pago de las costas procesales, incluidas las producidas a instancia de la acusación particular.

La magistrada Inocencia Cabello que suscribe el fallo afirma en sus hechos probados, conformes al acta del veredicto del jurado, que el día en que ocurrieron los hechos, el 30 de agosto de 2008, el condenado, que era amigo de los padres de la víctima, por la que sentía atracción sexual, sabía que ésta estaba sola en casa porque su madre y su hermano se encontraban en Corea.

Igualmente, sabía que su padre disputaba ese día un torneo de golf de unas cuatro horas de duración en un club del municipio de Telde, al sureste de Gran Canaria, y que iba a permanecer en las instalaciones deportivas cuando terminara la competición.

Mientras el padre de la niña jugaba, le sustrajo las llaves de su domicilio de la taquilla, donde sabía que las dejaba, y se dirigió al inmueble, donde la menor le insistió que se marchara, a lo que este respondió con empujones y golpes, primeros, y después, inmovilizándola "con ánimo libidinoso" para poder desnudarla e introducirle "algún objeto o parte de su cuerpo en la vagina".

A este ataque sexual se sumaron repetidas maniobras de estrangulamiento que prolongaron la agonía de la víctima, a la que terminó por golpear en la cabeza con una bombona grande de gas butano, lo que le causó múltiples fracturas con salida de masa craneoencefálica, unas agresiones que le causaron la muerte.

Aprovechando la situación de encontrarse en el interior de la vivienda sin que nadie lo pudiera detener y tras agredir de esta forma a la menor, el condenado registró el inmueble y se apoderó de dinero en efectivo y de joyas, que posteriormente fueron recuperados por su propietario, y regresó al campo de golf donde jugaba el padre de la víctima, dejó las llaves de la vivienda en la taquilla donde las había cogido y simuló no haber abandonado el club.

Sin embargo, días después huyó a la Península porque se sintió acorralado por la investigación iniciada para esclarecer la muerte de la menor.