Crece el pesimismo entre los científicos que buscan una vacuna contra el sida

INFORMATIVOSTELECINCO.COM/AGENCIAS 24/04/2008 09:55

Entre ellos figuran personalidades como el profesor Andrew Leigh Brown, de la Universidad de Edimburgo, Jonathan Weber, del Imperial College de Londres, y William James, de la Universidad de Oxford.

Sólo dos científicos se muestran hoy más optimistas que hace un año sobre la posibilidad de dar con una vacuna, y tan sólo cuatro se manifiestan más confiados que hace cinco años.

No antes de diez años

Cerca de dos terceras partes de los consultados no creen que pueda desarrollarse una vacuna contra el sida en los diez próximos años y algunos de ellos piensan que transcurrirán al menos veinte años antes de que se logre proteger a las personas frente a la enfermedad. Una minoría, aunque substancial, de los científicos consultados por el periódico cree incluso que nunca se llegará a descubrir una vacuna eficaz contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

Una de las principales conclusiones que se desprenden del fracaso del prototipo de vacuna que parecía en principio más prometedor, el desarrollado por los laboratorios Merck, es que no funciona el modelo animal utilizado durante una década. Ello significa que los prototipos de vacunas que parecen dar resultado en los monos de laboratorio infectados artificialmente con el virus del sida no funcionan cuando se aplican a voluntarios humanos expuestos a la enfermedad.

Más de un 80 por ciento de los expertos consultados por el periódico dijeron que es importante cambiar de dirección en la búsqueda de una vacuna tras el fracaso del experimento clínico con la vacuna de Merck. Este se suspendió cuando se comprobó que la vacuna podría incluso haber contribuido a incrementar el índice de probabilidades de contraer el sida entre los receptores.

Como el desastre del Challenger

El destacado investigador del sida Robert Gallo, uno de los descubridores del virus de la enfermedad en los años ochenta, comparó el fracaso de esa vacuna con el desastre de la nave espacial Challenger, que obligó a la NASA norteamericana a aplazar durante años los vuelos tripulados.

A finales del mes pasado, el doctor Fauci reunió en Bethesda (Maryland, EEUU) a un grupo de destacados especialistas, que llegaron a la conclusión de que conviene cambiar de dirección y dejar las costosísimas pruebas clínicas para concentrar los esfuerzos en tratar de llegar a comprender la biología básica del virus y sus efectos sobre el sistema inmunológico del individuo. LA