Damnificados aseguran que autoridades en Chile se han olvidado del terremoto

AGENCIA EFE 28/08/2010 00:00

Los habitantes de la zona afectada por el terremoto han vivido muy de cerca la tragedia de las familias de los 33 mineros atrapados en el yacimiento San José y han compartido la alegría de sus familiares cuando fueron localizados el pasado domingo.

Pero también temen que la atención de las autoridades chilenas y de la comunidad internacional hacia el drama de la mina de Copiapó desvié la mirada sobre sus problemas, que aumentan día a día.

"Estamos viviendo de la ilusión y la esperanza de que pronto haya un proyecto de trabajo, de la ayuda solidaria de los particulares, porque del Gobierno no hemos recibido casi nada", se queja Moraga, una joven dirigente del campamento "Nuevo Amanecer" de Dichato.

Carmen tiene dos hijos y teme que "cuando dentro de tres o cuatro meses se acaben las reservas y aumente la cesantía, comience a haber hambre".

El terremoto de 8,8 grados de magnitud afectó a varias regiones del país; dejó 521 muertos, 56 desaparecidos y dos millones de damnificados, y además provocó daños materiales por 30.000 millones de dólares.

"La ayuda del Gobierno ha sido palabrería, harta palabrería", asegura Sergio Miranda, otro de los dirigentes vecinales de "Nuevo Amanecer", que perdió su casa en la llamada "zona cero": la costanera de Dichato, donde se concentraba la actividad económica de lo que algún día fue uno de los pueblos más turísticos del litoral central de Chile.

Miranda reclama de las autoridades que mantengan las fuentes de trabajo comunitario durante los cuatro años que el Gobierno ha dicho que durará la reconstrucción.

El presidente Sebastián Piñera reconoció hoy que queda "un largo camino por recorrer", pero se comprometió a levantar "un país mucho mejor" con 8.400 millones de dólares de inversión pública que se concretará en la construcción de 200.000 viviendas.

Acompañado de varios de sus ministros Piñera viajó este viernes a Concepción, la capital de la región de Biobío y una de las ciudades que más sufrió el terremoto.

Ahí el presidente repasó las medidas tomadas por su Gobierno, que asumió el pasado marzo, e hizo nuevos anuncios para la reconstrucción, pero se encontró también con varias manifestaciones, organizadas por distintas agrupaciones sociales, en protesta por demoras en el proceso de reconstrucción.

"Es penoso lo que está pasando, en seis meses de emergencia ni siquiera tenemos cubierto lo básico, los baños, el agua", denuncia Carmen Higueras, la presidenta del campamento "Iglesia", situado en uno de los cerros que rodean Dichato.

"Corren rumores de que no nos dejarán construir nuestras viviendas abajo porque van a llegar empresarios que transformarán todo en un gran balneario y a nosotros nos tirarán lejos, y eso es lo que no queremos", advierte Carmen.

"Nosotros nos hemos organizado y hemos hecho algunas protestas para exigir la construcción, que va muy lenta", señala Miguel Barra, que preside la comunidad "El Molino", la mayor aldea de 'mediaguas' de todo Chile, donde se apiñan 500 cabañas de madera construidas para la emergencia en las que viven 2.500 personas.

"Las autoridades se han olvidado del terremoto. En el norte tenemos la tragedia de los mineros, con los cuales nos solidarizamos, ellos tienen que recibir ayuda y todos los recursos necesarios para que los saquen, pero por favor, que no se olviden de nosotros", concluye Miguel.

En medio de este difícil panorama hay experiencias que demuestran que los damnificados pueden salir adelante si reciben algo de apoyo.

Un total de 6.900 pescadores artesanales de 17 caletas de las regiones de Valparaíso, Maule y Biobío se han beneficiado con un programa de la FAO y el Gobierno de Chile que ha entregado botes, equipos y redes para restablecer su medio de vida después de la tragedia.

"El 70 por ciento de nuestros pescadores ya están trabajando de nuevo", explicó el presidente del Sindicato de Trabajadores Independientes del Mar y Acuicultores de Caleta Dichato, Pedro Cofré.

Pero lo hacen de forma rotativa, porque los equipos donados no alcanzan para todos. "Volver a la normalidad nos va a llevar varios años", reconoció este veterano pescador que un día vio como el mar le quitó todo lo que hasta entonces le había dado.