Los activistas colocaron 70 camisetas del uniforme de este cuerpo policial manchadas de "sangre" para protestar además por el fallecimiento, desde 1999, de más de 1.400 policías, muchos de ellos fuera de su horario de servicio y relacionados con actividades ilícitas.
Un portavoz de esta organización, Antonio Costa, denunció precisamente esta situación argumentando que los agentes "cobran apenas 450 dólares al mes y esto no les permite muchas veces mantener a sus familias y les lleva a participar de otras actividades fuera de su horario, algunas de ellas ilegales".
"Río de Janeiro no vería tantas muertes si la policía no estuviera relacionada muchas veces con el crimen", aseguró al respecto.
Por este motivo, Costa apuntó que la Policía Militar de Río es "víctima y verdugo a la vez, la que más muere y mata en Brasil y en el mundo, considerando que no estamos en situación de guerra".
En este sentido, el responsable de la ONG exigió a los políticos mayor inversión, un aumento de salario y un mayor control del cuerpo policial "porque no se puede colocar un arma en las manos de un hombre sin que haya un control sobre él".
Respecto a los agentes que murieron en actos de servicio, Costa destacó que muchas veces trabajan "en condiciones inhumanas y enviados a misiones que los exponen a riesgos innecesarios".
El portavoz de Río de Paz criticó también que la Policía Militar está "mal preparada" y eso hace que, en ocasiones, "los buenos policías no pueden trabajar porque están rodeados de gente desmotivada y con escasa preparación".