La reproducción, que ha sido donada por el Museo de Bellas Artes de Bilbao, se ha realizado mediante la técnica de impresión Didú, desarrollada por Estudios Durero de Bilbao que, a partir de una fotografía digital en alta resolución, consigue conferir texturas y un relieve de hasta seis milímetros a imágenes planas, por lo que las personas ciegas pueden "ver y tocar" el cuadro.
Para que las personas ciegas puedan disfrutar de esta obra, además de poder tocar el cuadro, contarán con una audioguía en la que escucharán una breve referencia sobre el autor y el contenido de la obra y, posteriormente, oirán el recorrido táctil de la obra.
En el Museo de Bellas Artes de Bilbao hay cinco cuadros realizados con esta técnica, que permite a las personas ciegas disfrutar plenamente del arte, dentro del proyecto 'Arte para tocar', resultado de tres años de investigación.
La obra de 'El Españoleto' ha sido presentada por la directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural de la ONCE, Ana Ruiz López; el coordinador del Museo Tiflológico de la ONCE, Miguel Moreno, y el director de Estudios Durero, Ander Soriano, según señalan los impulsores de la iniciativa.
En el evento, Moreno ha señalado que se ha elegido este cuadro "porque las figuras son grandes e identificables, por lo que se localizan e identifican bien los detalles" mientras que Ruiz ha destacado que con esta técnica "se da un paso importante en la accesibilidad del arte para las personas ciegas".
Por su parte, Soriano ha explicado que esta tecnología "nació hace tres o cuatro años, partiendo de una imagen digitalizada que se reproduce en capas", para lograr el relieve necesario.
José de Ribera, 'El Españoleto', nació en Xátiva (Valencia) en 1591 y murió en Nápoles (Italia), en 1652. Su vida artística se desarrolló en Italia. Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de su admirado Caravaggio hacia una estética más colorista y luminosa, influida por Van Dyck y otros maestros.
'San Sebastián curado por las santas mujeres' es una obra tenebrista que describe un pasaje bíblico en el que San Sebastián, tras ser martirizado por una lluvia de saetas, es atendido y curado por las santas mujeres Irene y Lucila.