Marruecos apunta a Al Qaeda como responsable del atentado de Marraquech

AGENCIA EFE 29/04/2011 10:48

Los indicios que han ido apareciendo con cuentagotas apuntan a una acción bien organizada, que buscaba un daño masivo, y que requería de un nivel de preparación propio de un grupo terrorista.

Descartada la hipótesis de que un suicida hubiese hecho estallar la bomba, el ministro marroquí del Interior, Taieb Cherkaui, anunció que el explosivo había sido detonado a distancia y que "el método utilizado recuerda al estilo de Al Qaeda".

Según las primeras investigaciones, la deflagración se produjo a un bomba compuesta de nitrato de amonio y TATP (triperóxido de triacetona).

Para convertir este cóctel en un arma más mortífera, los autores del atentado recurrieron a metralla, como informó el director del centro hospitalario universitario Mohamed VI, Hisham Najmi, donde están ingresados la mayoría de la veintena de heridos.

Según Najmi, los médicos hallaron incrustados en los cuerpos de tres heridos "objetos metálicos extraños e idénticos", que el titular del Interior identificó como clavos de hierro.

Cherkaui, además, recordó que la amenaza terrorista sigue presente, y que por ello se han aumentado las medidas de seguridad en todo el territorio marroquí para prevenir nuevos ataques.

Sin embargo, todavía quedan varias zonas de sombra en torno al atentado, como la nacionalidad exacta de tres de las víctimas mortales o su coincidencia en el tiempo con el indulto concedido por el rey Mohamed VI hace dos semanas a varios presos salafistas procesados por la ley antiterrorista.

Los 13 fallecidos identificados hasta el momento son siete franceses, dos marroquíes, dos canadienses, un holandés y un británico. Medios israelíes informaron hoy sobre la presencia de una pareja de ese país entre los fallecidos, pero esto no ha sido confirmado por Rabat.

Un grupo de especialistas en grandes catástrofes de la policía científica española se desplazó hasta el café Argana, lugar de la explosión, para examinar los restos del devastado local.

De forma un tanto sorprendente, la plaza Yemá el Fna, corazón turístico de la ciudad, recobró hoy una cierta normalidad, con grupos de turistas paseando por la medina y decenas de curiosos agolpados contra las vallas con las que la Policía marroquí protegía el devastado local.

Markus Sorenson, un cirujano sueco de Gotemburgo, se mostraba preocupado por la inseguridad, pero aseguró a Efe que continuaría su viaje previsto hasta el final.

"No esperaba que Marruecos fuese ahora objetivo de los terroristas, y de hecho el país me parece muy tranquilo, pero es cierto que una cosa así te deja miedo en el cuerpo", señaló mientras tomaba un zumo de naranja en Yemá el Fna, junto a un grupo de amigos, que, insistió, "tampoco van a renunciar".

Sin embargo, a nadie se le escapa, y menos a los comerciantes del zoco de Marraquech, las desastrosas consecuencias que puede tener un atentado de estas características sobre la futura afluencia de visitantes a la llamada "ciudad ocre", principal reclamo turístico del reino magrebí.

Por eso, y porque la matanza llega en un momento en que Mohamed VI ha anunciado importantes reformas constitucionales (que son vistas por recelo por los sectores más conservadores del régimen), el Gobierno marroquí se apresuró a descalificar el crimen como un "acto contra la estabilidad del país", según el primer ministro, Abás el Fasi.

"Hay personas en el exterior del país y otras en el interior que constituyen focos de resistencia a las reformas y no quieren que Marruecos se convierta en un modelo de democracia, sobre todo después del discurso del rey del pasado 9 de marzo", dijo.