Después de una larga investigación policial, la fiscalía ha decidido que no hay evidencias suficientes para conseguir una condena por homicidio negligente. La madre de Bailey, Carrianne Ratcliffe, de 30 años, clama que "han destrozado nuestras vidas. Es asqueroso", publica Dailymail.co.uk.
La investigación ha determinado que a Bailey, al que se le diagnosticó epilepsia con dos años, se le administró 2.820 miligramos de fenitoína en lugar de 400 mg cuando ingresó en el hospital Dewsbury y District en West Yorkshire, en Reino Unido, el 27 de mayo de este año. Su situación empeoró y se le puso un ventilador. Su corazón dejó de latir y los médicos intentaron en vano resucitarle durante 30 minutos.
La abogada Alison Storey ha admitido que un doctor y dos enfermeras "habían violado su deber de cuidado". Y añadió que "no considero posible probar ante un jurado que lo hicieron de forma 'negligente', es decir, que actuaron con tanta indiferencia al riesgo serio y evidente para la vida de Bailey que sus acciones se convirtieron en criminales".
La familia está teniendo asesoramiento legal. La abuela de Bailey, Tina Gordon, está "muy enfadada y amargada. Carrianne está en shock. Está desconectada".
Un portavoz del hospital ha indicado que "sentimos muchísimo lo que ha pasado. Hemos llevado a cabo una completa investigación para aprender de esta tragedia".
El incidente recuerda del escándalo de dos gemelos recién nacidos que murieron después de que se les administraran dosis incorrectas de un fármaco.