Ocurrió el pasado 13 de septiembre en el hospital Papardo de Messina. Dos ginecólogos se enzarzaron en una fuerte discusión sobre el modo en que debía llevarse a cabo un parto. Cuando, después del nacimiento, los ginecólogos dijeron a los familiares que necesitaban hacer análisis al niño, estos, ya calientes por el retraso, no aguantaron la presión y acabaron agrediendo a los médicos. Uno de ellos tiene daños de consideración y ha denunciado la agresión ante la policía. El bebé no tenía finalmente ninguna patología y fue dado de alta.
No así otro niño que nació en el mismo hospital el mismo día y casi a la misma hora. El bebé sufrió mucho en el parto, que fue natural, y acabó en la UVI de neonatos de otro centro de la ciudad, el Policlínico, con un coma farmacológico. El bebé, en la UVI y sus padres, en comisaría. Aseguran que todos los ginecólogos que habían atendido a la mujer habían desaconsejado el parto natural por el gran tamaño del feto que pesaba más de cuatro kilos. El único que no era partidario de la cesárea fue el médico que les atendió en la sala de parto. El alumbramiento fue muy difícil, la mujer sufrió desgarros y el bebé tuvo problemas de oxigenación. Ahora se está recuperando. Sus padres han denunciado al ginecólogo.
Casos casi calcados
Entrar de parto en un hospital de Messina entraña más riesgos de los normales. Hace menos de un mes que ocurrieron dos situaciones parecidas: una riña mientras una mujer dilataba, con puñetazo incluido, y un bebé muerto y su madre en coma tras ser rechazados por un hospital donde le dijeron que su hemorragia no era grave.
Los escándalos médicos han llegado a tal punto que el próximo 4 de octubre una delegación de una comisión parlamentaria se va a trasladar a Messina para investigar qué ha sido lo que ha ocurrido en ambos centros. LA