En el mundo todavía hay 346 millones de niños sin acceso a Internet. 3 de cada 5 niños africanos viven sin posibilidad de conectarse a la red. En Europa, esa cifra se reduce hasta 1 de cada 25 niños. Mientras que en medio planeta las personas ya tienen una vida en Internet antes incluso de saber hablar y escribir, en el otro medio millones de niños se quedan fuera de un mundo cada vez más interconectado.
¿Recuerdas qué fue lo primero que buscaste en Internet?
Gracias a la magia de Wenaklabs, un proyecto que construye ordenadores con piezas de la basura que encuentran y que cuenta con el respaldo de UNICEF, un grupo de chavales refugiados en El Chad han podido asomarse al asombroso mundo de Internet por primera vez.
Huyeron de su República Centroafricana cuando estalló la guerra. Lo primero que hicieron estos diez niños al conectarse online fue buscar a sus familias.
La tecnología puede suponer un vuelco en las vidas de los más desfavorecidos. Ofrece nuevas oportunidades para aprender, para socializar y para hacer que sus voces sean escuchadas. Lamentablemente, la falta de acceso a estas nuevas herramientas digitales también puede suponer un gigantesco lastre para los que ya lo tienen más difícil.