El cáncer le impide ir a su graduación y sus amigas le sorprenden con su propia fiesta

Informativos Telecinco 14/07/2018 21:39

Molly Harrison es una estudiante británica de 17 años que desde hace un año comenzó a sentirse mal. La joven sentía picores en su pecho, dificultad para respirar, sudores nocturnos, tos constante y bastante cansancio. Al ver estos síntomas, su madre decidió llevarla al hospital y, tras realizarle las pruebas pertinentes, en julio de 2017 los médicos del Hospital Queen Elizabeth de Birmingham le detectaron un linfoma de Hodgkin en fase cuatro.

Nada más recibir los resultados, Molly Harrison tuvo que someterse a varias sesiones de quimioterapia y de radioterapia para acabar con el cáncer. Aún así, la adolescente continuó yendo a clase para acabar sus estudios. Sin embargo, una vez acabado el último curso del instituto Molly Harrison no pudo acudir a su graduación debido al tratamiento con el que se estaba tratando.

"Tenía ilusión por acudir al baile de graduación con mis amigos. Sentí que me lo estaba perdiendo. Trabajé y estudié mucho durante todo el año y el baile de graduación es una buena forma para celebrarlo. Fue muy difícil ver las publicaciones de Instagram y de Snapchat de mis compañeros mientras estaba en la cama de mi hospital", revelaba la joven al medio de comunicación inglés Daily Mail.

Sin embargo, lo que ella no sabía era la sorpresa que le estaban preparando todos sus compañeros y profesores. Y es que al ver la situación por la que estaba pasando Molly, sus amigos decidieron preparar una graduación particular para cuando ella saliese del hospital. Una vez recuperada, sus seis mejores amigas le invitaron a asistir a una fiesta benéfica que había organizado una asociación contra el cáncer.

Al llegar, Molly Harrison se encontró a todos sus compañeros de clase, profesores y familiares esperándola para disfrutar con ella aquella noche maravillosa que no pudo aprovechar al estar enferma.

Además, en esta fiesta se organizó una recogida de fondos benéficos que iría destinada íntegramente a la asociación CLIC SARGENT que había estado trabajando con Molly durante todo su tratamiento. En total, los compañeros y amigos de la joven consiguieron recolectar más de 2.000 euros.