Una mujer comienza a perder visión tras ingerir 28 latas de bebida energética al día

Informativos Telecinco / Agencias 05/08/2015 00:00

En numerosas ocasiones lo hemos escuchado y en varios lugares incluso están prohibidas: las bebidas energéticas, –como multitud de bebidas–, deben tomarse con moderación porque en el organismo de algunas personas pueden desencadenarse reacciones negativas si proceden a su consumo descontrolado.

Lena Lupari, una mujer de 26 años de edad y madre de tres hijos, afirma estar perdiendo poco a poco la visión como consecuencia de ello. Afirma que llegó a tomar hasta 28 latas de estas bebidas al día, ingiriendo más de 3.000 calorías diarias tras los más de 7 litros que consumía de este producto. "Tan solo solía tomar una comida por la noche, pero normalmente sería algo de comida rápida, comida para llevar o un paquete de pasta. Tengo tres hijos pequeños, – uno de ellos necesita cuidados especiales–, y no tengo tiempo de hacer nada", explicaba en declaraciones recogidas por Telegraph.

Sin consciencia del daño que estaba provocando en su organismo, Lena comenzó a ganar mucho peso y su cuerpo finalmente dijo basta el pasado mes de junio, cuando sufrió un desmayo.

"Durante cinco años he estado sufriendo dolores de cabeza y migrañas, pero simplemente lo ignoraba tomando analgésicos. Después mi visión se nubló y no podía ni siquiera levantar mi cabeza de la cama, terminando en el hospital, donde estuve durante 6 días", explica.

Durante su tratamiento y su cuidado, los médicos finalmente determinaron que su ganancia de peso había derivado en un síndrome conocido como 'síndrome de hipertensión intracraneal', el cual provoca que el cerebro se hinche debido a la alta presión hidrostática en el interior de la cavidad craneal y en particular en el líquido cefalorraquídeo. Como consecuencia, el paciente afectado sufre, entre otros síntomas, dolores de cabeza constantes y trastornos de visión como consecuencia de una inflamación en los nervios ópticos.

Ante esta situación, los doctores se vieron obligados a dar un ultimátum a Lena, quien gastaba más de 8.500 euros al año en estos refrescos, comunicándole que tenía que bajar su peso, que actualmente es de 165 kilos, si no quería poner gravemente en peligro su salud.