Bernardo Montoya, el asesino confeso de la muerte de Laura Luelmo, ha reconocido ante la Guardia Ciivl que la joven fue agredida sexualmente en su propio domicilio. Según ha declarado ante los investigadores, fue allí donde el acusado le propinó "una enorme paliza" emprendiendo fuertes golpes contra la víctima.
De ahí procederían los restos de sangre hallados en la vivienda del detenido, según ha informa este martes Cruz Morcillo en 'El Programa de Ana Rosa'.
Al parecer, Montoya trató de eliminar las pruebas del delito tras golpear a la joven maestra, ya que los forenses también han encontrado rastros de lejía.
Otro de los datos esclarecedores, y uno de los puntos clave en la investigación del caso, la ubicación de los teléfonos. La Guardia Civil ha comprobado que los móviles de Montoya y de Laura se encontraban en la casa del asesino durante las horas en las que la joven estuvo desaparecida el pasado miércoles.
Según las fuentes consultadas por el programa, Bernardo Montoya ha declarado que tuvo una fijación con Laura, a quien vio "y se encaprichó de ella". Este testimonio demostraría que la profesora no tuvo tiempo de salir a correr por el pueblo de El Campillo y pararse a preguntar al detenido por la ubicación de un supermercado, ya que Montoya ya la estaba esperando en la puerta de su casa. Lo que desmonta la versión inicialmente aportada por el agresor, que acaba de pasar su segunda noche en la en la comandancia de Huelva.