Según informa Levante, la madre de la mujer desaparecida desde el pasado lunes fue la última persona que la vio, ya que la acompañó a dejar a sus tres hijos a la escuela. Después, tomaron un café y la dejó en su vivienda, en el barrio de la Fonteta de San Lluís.
Tras no aparecer, la familia de Rosana realizó la pertinente denuncia a las autoridades, por lo que desde el lunes, Policía Nacional y Guardia Civil están buscando a la valenciana desaparecida en tan extrañas circunstancias. Según ha informado la Guardia Civil, mide 1,52 metros, pesa 53 kilos y tiene un tatuaje en su brazo derecho.
Y son extrañas porque la mujer no se llevó ni el coche, ni el carné y su móvil permanece apagado desde la mañana de la desaparición. Es más, su última conexión fue para mandar un mensaje a un familiar en el que le explicaba que había dejado las llaves de casa en el buzón para su hijo de 13 años. Mientras, las otras dos hijas de Rosana, mellizas de seis años, fueron recogidas por su hermana, algo que no resultó extraño porque lo hacía todos los días.
La familia ha indicado que la mujer desaparecida en Valencia, aunque se encontraba de baja, no estaba tomando medicación y que mantenía una relación cordial con su exmarido y el padre de los niños.