Cardenales conservadores alertan de que el Sínodo de la Familia no puede cambiar la doctrina de la Iglesia

EUROPA PRESS 01/10/2015 13:49

Cadenales conservadores han alertado, a tres días de que comience en el Vaticano el segundo Sínodo de la Familia, que este encuentro no puede cambiar la doctrina de la Iglesia. Además, rechazan la comunión para divorciados vueltos a casar y niegan una posible equiparación de las uniones homosexuales a las heterosexuales.

Los 183 padres sinodales que votaron el texto final de la primera asamblea sinodal, celebrada hace un año, no lograron acuerdo sobre estas cuestiones. Concretamente, sobre tres de los 58 párrafos, relativos a divorciados, comunión espiritual a divorciados y homosexuales, que no alcanzaron los dos tercios de los votos.

Además, en el instrumentum laboris, documento preparatorio de este segundo Sínodo, se indica sobre la acogida a las personas homosexuales que "toda persona, independientemente de la propia orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y acogida con sensibilidad y delicadeza". Por otro lado, sobre los divorciados que se han vuelto a casar, el texto precisa que las acciones deben orientarse "hacia una integración cada vez mayor" teniendo en cuenta "las situaciones de partida".

En este sentido, el cardenal y arzobispo de Bolonia, monseñor Carlo Caffarra, ha afirmado, en una entrevista concedida a Europa Press, que no es posible administrar la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. Por su parte, el purpurado estadounidense Raymond Leo Burke ha precisado que el Sínodo no tiene competencia para cambiar la doctrina de la Iglesia católica. El Sínodo acogerá desde este fin de semana y durante casi todo el mes de octubre a más de 300 personas para debatir sobre la familia.

En el marco de la firma este miércoles 30 de septiembre de un manifiesto por parte de varios cardenales, entre los que estaban Cafarra y Burke, así como varios obispos, sacerdotes y numerosos laicos, Cafarra precisa que la verdadera apertura del Papa tiene que ver con la actitud y no con la praxis de la Iglesia católica en materia de familia y matrimonio. A su juicio, admitir "legítimamente" a los divorciados que se han vuelto a casar en la Eucaristía "niega la ontología sacramental del matrimonio y reduce la indisolubilidad a una ley moral".

"No es posible. Tal admisión querría decir cambiar la doctrina del matrimonio, de la eucaristía, de la confesión, de la Iglesia sobre la sexualidad y tendría una relevancia pedagógica destructiva porque ante esta decisión, especialmente los jóvenes podrían concluir que no existe un matrimonio indisoluble", ha especificado.

Por su parte, Burke ha lamentado que en materia de familia y matrimonio han entrado en la Iglesia "confusiones" y "errores" que, a su juicio, han hecho pensar que el Sínodo es competente para modificar la doctrina y la praxis católica en estos ámbitos, al tiempo que ha llamado a evitar estas "distorsiones dañinas".

"Se ha dado la impresión de que el Sínodo o podía hacer: en cambio es necesario que se eviten estas distorsiones dañinas para la Iglesia universal", ha destacado el purpurado americano precisamente durante la firma de este documento dirigido al Sínodo en el que, entre otras cosas, se advierte de que si la Iglesia iguala las relaciones heterosexuales a las homosexuales se subvierte la ley natural.

"Es impensable que la Iglesia haga hipótesis de una equivalencia de hecho, no sólo en el ámbito legal, entre una relación y una pareja heterosexual y una relación de carácter homosexual, porque esto sería la subversión de la ley natural y del designio de amor de Dios creador", reza el manifiesto.

PELIGRO DE PERCIBIR UN DIVORCIO CATÓLICO

El cardenal estadounidense que fue prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, también ha reflexionado sobre las recientes modificaciones del proceso de nulidad matrimonial aprobadas por el Papa Francisco que prevén su simplificación a través de la abolición de la obligación de la doble sentencia conforme, agregando la posibilidad de decisión del obispo de la diócesis en tiempos más breves. Así, ha advertido del peligro de que la opinión pública perciba estos cambios como la introducción de un "divorcio católico".

Por otro lado, Burke ha criticado el punto 114 del Instrumentum Laboris. Este párrafo del texto firmado por el Secretariado del Sínodo detalla que la falta de fe podría validar la nulidad de un matrimonio. En cambio, para el cardenal estadounidense que es el actual patrono de la Soberana Orden de Malta "la sacramentalidad del matrimonio no depende de la falta de fe".

En este sentido, ha evidenciado otra distorsión sobre los "presuntos" poderes del Papa para deshacer un matrimonio. "No es posible suponer el poder del Papa por encima de la ley divina", ha resaltado Burke.

Por su parte, Cafarra ha especificado que aunque la Iglesia cierre la puerta a los divorciados vueltos a casar, no significa que se rechace a estas personas. Asimismo, ha precisado que la apertura del Papa Francisco no tiene que ver con un cambio de la doctrina de la Iglesia católica, sino más bien con un cambio de actitud pastoral hacia las personas cualquiera que sea su condición.

DESAFÍO DE LA POSMODERNIDAD

Cafarra espera que el Sínodo "recoja el gran desafío radical que la posmodernidad ha lanzado a la Iglesia sobre el matrimonio y la familia" y ha agregado que "el matrimonio no es solo un acto litúrgico, sino un acto de vida y por tanto, permanente".

"La posmodernidad ha dicho que no existe un matrimonio verdadero y uno falso porque el matrimonio es una construcción cultural que va juzgada en base a las emociones de cada singular individuo", ha explicado.

El documento esta firmado, además de por Cafarra y Burke, por el cardenal Walter Brandmüller, el cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah y el arzobispo emérito de Colonia, el cardenal Joachim Meisner y los laicos filósofos Robert Spaemann, Giacomo Samek Ludovici, Thibaud Collin y Armin Schwibach, así como los intelectuales estadounidenses Robert Royal, el escritor francés Guillaume d'Alançon, y el expresidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi.

El texto destaca que el ataque a la familia no es solo cultural, sino también "social, jurídico, doctrinal y hasta sacramental" y que por lo tanto su defensa requiere un magisterio específico "fuerte y bien claro".

"Un magisterio que reafirme los dictados de la ley natural --que el Evangelio no suprime, sino que los perfecciona--, las orientaciones a los fieles católicos sobre la necesidad de defender a la familia así como la responsabilidad hacia el bien común de la sociedad y para todos", especifica.

AMOR INDISOLUBLE

Además, los cardenales esperan que durante el Sínodo "se dé el espacio adecuado a la experiencia de las familias que viven y son testigos de la belleza de un amor indisoluble, capaz de atraer e iluminar las muchas familias que viven en la oscuridad".

Por otro lado, el texto reivindica una "reproposición integral de la tradición católica sobre los problemas de la vida, de la familia, de la educación, que consienta al pueblo cristiano de hoy profundizar en su identidad para realizar adecuadamente su misión". Al mismo tiempo se reconoce que esta toma de conciencia también "implica un juicio cultural en la mentalidad dominante, que permita ser más y más caritativo".

En esta línea, se pide que se supere "la abstracta contraposición entre verdad y caridad, entre doctrina y pastoral" porque según se indica en el comunicado esto "no tiene ninguna base en términos de la experiencia de la Iglesia, porque la verdad se expresa en el mundo como un juicio sobre las posiciones y, como una obra de caridad sobre las personas".