Todo bajo control en el aeropuerto de Barajas tras dos días de caos

AGENCIA EFE 05/12/2010 07:06

En los mostradores de información de AENA, los empleados señalaban que los problemas habían mermado en comparación con el sábado y que las mayores dificultades se centraban en encontrar plazas para los viajeros que se habían quedado sin poder volar entre el viernes y el sábado, sobre todo al extranjero.

Este era el caso de un grupo de viajeros colombianos que llevaban en el aeropuerto de Barajas desde el viernes y que se quejaban de la falta de una reacción apropiada por parte de Iberia, la aerolínea que usa la nueva terminal T-4 junto a otras compañías de la alianza One World.

"No nos han dado ni información, ni hotel, ni agua ni comida", denunciaba uno de los afectados, que ha estado dos veces, sin éxito, en lista de espera para vuelos a Bogotá.

Otra pareja de colombianos, que cogía por primera vez en el año vacaciones, criticaba que llevaba 34 horas en el aeropuerto, de las cuales 12 horas se las había pasado saltando de cola en cola para obtener información y una solución.

Todos afirmaron en declaraciones a EFE que entienden que "los controladores, como trabajadores, tienen derecho a reclamar mejoras en sus condiciones laborales pero no a chantajear a un país".

En cambio, un grupo de jubilados que viajaban a Palma de Mallorca con el IMSERSO arremetieron contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por no haberse anticipado a la reacción de los controladores aéreos.

"La culpa es de las dos partes", señaló una afectada, que sin embargo destacó el buen trato recibido del IMSERSO, que les ha proporcionado alojamiento y manutención desde el viernes.

A las 19.00 horas las colas en los mostradores de facturación eran las habituales en todas las terminales del aeropuerto de Barajas, después de que por la mañana todavía se registraran algunas aglomeraciones ante los problemas de las aerolíneas para reubicar a los pasajeros.

Tampoco había incidentes en los controles de seguridad ni especial actividad en las cafeterías, que aseguran no haber dado a basto en los últimos dos días, ni en las tiendas del aeropuerto.