Han pasado casi tres años cuando un conductor atropelló a un grupo de siete personas en un parque infantil de Benalmádena (Málaga). El individuo triplicaba la tasa de alcoholemia, circulaba a 80 kilómetros por hora en una zona limitada a 30 y se llevó por delante varias mesas donde se encontraba la Alona Pavlovska, la mujer que falleció tras varias operaciones.
Alona Pavlovska estaba, vigilando a su hija mientras jugaba, sentada en las mesas de un quiosco cuando un Peugeot 206 fuera de control se llevó por delante a todos los que se encontraban tomando algo. Hubo siete víctimas, entre ellas, un bebé de dos años que con diversos traumatismos por el atropello pero sin heridas graves.
Algunos peatones que se encontraban en el parque en ese momento vieron como el coche se acercaba a gran velocidad y pudieron escapar del accidente. Pero, Pavlovska estaba despaldas, y no pudo ver como el vehículo se acercaba hacía ella: "La pilló de lleno, la vino el coche por detrás y la arrastro", afirma su marido. El conductor había invadido el carril contrario, quizás por su ingesta de alcohol, y estaba apunto de chocar con otro vehículo cuando dio un volantazo para evitarlo, pero el derrape hizo que arrollara a las siete personas que estaban situadas en la zona de las mesas del parque infantil.
En el juicio, el conductor estaba arrepentido y pidió disculpas por lo sucedido, pero la condena lo envía a prisión el máximo tiempo posible: cuatro años por homicidio por imprudencia. Una pena que es insuficiente para la familia de Pavlovska, después de haber dejado a una niña huérfana y a un marido desolado que se pone "a temblar solo de ver el parque". La última reforma legal modifica estas condenas que ahora pueden llegar a los 9 años de cárcel.