La defensora del asesino confeso de Olot asegura que había un móvil económico

AGENCIA EFE 12/01/2011 17:48

Testigos del cuádruple crimen han rememorado hoy ante el juez lo ocurrido el pasado 15 de diciembre cuando Pere Puig, un albañil de 57 años, mató con un fusil de caza mayor en un bar al constructor Joan Tubert y a su hijo Angel Tubert, para los que trabajaba, y poco después disparó mortalmente contra los empleados de la Caja Mediterráneo (CAM) de la localidad gerundense Rafael Turró y Anna Pujol.

La abogada ha precisado de los papeles del despido no están en su poder, sino que los tiene la familia de Joan Tubert, para el que trabajaba el acusado, y ha puesto en duda que lleguen algún día a sus manos.

Nuria Masó insiste de todos modos en que su defendido habría sido requerido por Tubert para firmar esos documentos que, posteriormente, fueron retirados y ahora están en poder de la empresa.

La letrada de la defensa ha detallado que uno de los once testigos del crimen de Joan Tubert y de su hijo Àngel, que tuvo lugar en el bar La cuina de l'Anna, ha confirmado hoy ante el juez que "había fecha para echar a los trabajadores a la calle y que esto ya se les había comentado", aunque sin precisar si de manera escrita u oral.

La cuestión para Nuria Masó es que hay "algún indicio" de móvil económico y que, claramente, a su defendido "lo iban a despedir en breve y ya se lo habían comentado, aunque habría que ver si ese fue el motivo principal del crimen o hay otros".

Sobre otros posibles móviles del crimen, fuentes de la investigación han explicado a Efe que las relaciones entre Joan Tubert y Pere Puig habían llegado a un punto de agresividad verbal, especialmente ante las deudas contraídas por el constructor con el albañil, al que debía unos 2.000 euros, correspondientes a diversas pagas.

Nuria Masó se ha referido también al hecho de que su defendido es cotitular de tres cuentas corrientes, con unos 30.000 euros, un dato que, para la acusación particular, descartaría el móvil económico.

La abogada defensora ha puntualizado que su defendido es únicamente cotitular de esas libretas junto a su hermana y su padre y que la única de su completa propiedad es la que tiene abierta en la Caja de Ahorros del Mediterráneo, donde asesinó a dos empleados.

La acusación particular, que ejerce el abogado Carles Monguilod, ha manifestado su total desconocimiento sobre los documentos de despido.

En cambio, Monguilod ha destacado que los testigos que han acudido hoy a los juzgados de Olot han ratificado "que se trató de una acción premeditada, efectuada con sangre fría y que sorprendió por la clara voluntad de disparar contra las personas que lo hizo".

El abogado de la familia Tubert ha recordado al respecto que, entre los testimonios, se encontraba un hombre que estaba sentado entre el constructor y su hijo en el momento del crimen y que no sufrió daño alguno.

Durante la declaración de los once testigos de hoy, uno de ellos, Diego Alba, ha explicado que se encontraba en el bar cuando el homicida disparó contra el constructor y su hijo.

"Me lance a tierra porque tuve miedo", ha detallado el hombre, quien ha señalado que pensó que "el primer tiro era broma", aunque tomó conciencia de la realidad en el segundo, porque "incluso saltó un casquillo".

En ese momento, este testigo se incorporó y, según sus palabras, le dijo al presunto asesino: "'¿qué coño pasa? o ¿qué estás haciendo?', o algo así".

Pere Puig obvió a Diego Alba y salió al exterior del local, pero éste le siguió hasta que el primero hizo un amago de apuntarle con el rifle, tras lo que abandonó el lugar.

Los ocho testigos de los dos asesinatos cometidos en la oficina de Caja Mediterráneo pasarán mañana por los juzgados de Olot.

El viernes día 14 se cerrará este turno de declaraciones con la comparecencia de los familiares de las víctimas, así como de Mossos d'Esquadra y agentes de la Policía Local.