Según ha informado este miércoles un portavoz de la Comandancia de Melilla, los hechos se han producido en la Aduana de Beni-Enzar durante el control sobre un vehículo marca Daewo, de color blanco y matrícula marroquí, ocupado a primera vista únicamente por su conductor que en esos momentos pretendía acceder a la ciudad, procedente de Marruecos.
Sin embargo, una vez iniciada el registro, el portavoz policial ha subrayado que al agente que realizaba el control le llamó la atención un intenso "olor a hoguera" en el interior del automóvil, "olor característico que suelen desprender los inmigrantes de origen subsahariano por utilizar fuego para calentarse o cocinar". Este detalle hizo recelar al guardia civil actuante, que sometió al vehículo a una inspección más profunda.
De esta manera y tras un exhaustivo reconocimiento, llegó al doble fondo construido por las mafias, ubicado "entre el hueco del motor y los faros delanteros" y para poder auxiliar a la persona allí introducida tuvieron literalmente que "arrancar el parachoques".
La persona auxiliada a salir del habitáculo presentaba mal estado físico, consistente entre otros en "respiración agitada, sudoración, dolores articulares y desorientación", producto de permanecer contorsionado en ese lugar y la proximidad de los gases del motor, "lo que pudo poner en riesgo cierto su integridad física" ha indicado la citada fuente.
Tras recibir primeros auxilios, los guardias pudieron estabilizarlo sin necesidad de la asistencia médica.
El inmigrante hallado en el doble fondo es un indocumentado de origen subsahariano, varón, muy joven, de unos 19 años de edad, que dice proceder de Guinea Konacry, que ha pasado a disposición judicial en calidad de testigo.
El conductor del vehículo detenido es un varón, de 36 años de edad, natural y vecino de Marruecos, sin vinculación con la ciudad, que tras su puesta a disposición judicial, como supuesto autor de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, la autoridad judicial ha dispuesto su ingreso en prisión.