El suceso se produjo cuando la mujer fue al Mercado Central de Castellón, donde trabaja su expareja, y, tras sacar de un saco un puñado de polvo de pipas de calabaza, se las lanzó a la cara.
El hombre tiene alergia extrema a ese producto. Por eso estuvo a punto de provocarle la muerte, todo porque no respiró ni ingirió el polvo. En un ambulatorio cercano le pusieron antihistamínico.
Tras ello, el hombre denunció a su ex, detenida y puesta en libertad a la espera de juicio. Ella le había denunciado ya en otro tiempo por malos tratos y sobre él pesa una orden de alejamiento, aunque él niega los hechos. Asegura que su ex está obsesionada con él y no le deja tranquilo. En común tienen una hija de 14 meses y un presente cualquier debilidad puede convertirse en arma arrojadiza.