Hannah McNeil es una mujer de mediana edad residente en Surrey, Gran Bretaña. Su historia de lucha ha sido narrada por el Mirror, donde Hannah ha relatado sin tabúes cómo lo que parecía el adecuado funcionamiento de una dieta para perder peso, se convirtió poco después en una alerta de que padecía una difícil enfermedad: tenía cáncer de páncreas.
A través de su viviencia, Hannah quiere animar a otras personas a acudir al médico cuando noten diferentes síntomas para prevenir enfermedades. En su caso, había comenzado a adelgazar al realizar la última de las numerosas dietas llevadas a cabo a lo largo de su vida, en la que combinaba un cambio de alimentación con el ejercicio físico. Creía que por fin la dieta funcionaba.
Sin embargo, al tiempo comenzó a observar ciertos cambios en su cuerpo a los que en un principio no dio importancia. Empezó a tener náuseas que ella achacó a pequeñas intoxicaciones alimentarias. Pero el síntoma que le hizo pensar en qué podía estar pasando lo observó cuando sus heces cambiaron de aspecto.
Después de diferentes pruebas médicas, los especialistas hallaron el principal problema: estaba sufriendo un cáncer de páncreas que se encontraba en avanzado estado y que no podía ser operado. "Aunque los síntomas habían aparecido hace tan solo tres meses, los médicos creían que el tumor había podido estar creciendo durante 18 años. De hecho, era terminal" ha relatado.
Le habían pronosticado seis meses de vida, sin embargo, ya han pasado veinte desde que recibió la noticia, y Hannah, en tratamiento, sigue luchando: lleva una vida saludable y entrena y participa en carreras.
Ella lanza un mensaje: "Cualquiera que tenga síntomas que persisten, por muy embarazosos que parezcan, debe ver a un médico tan pronto como sea posible. Esta puede ser la diferencia entre la vida y la muerte".