Se trata de un hombre de 54 años con antecedentes policiales por varios delitos -entre ellos uno de homicidio frustrado-, y su esposa, una mujer de 36 años con problemas de adicción a las drogas.
Según han informado a EFE fuentes de la investigación, la pareja ha mantenido ante la policía que no estaban en su domicilio cuando ocurrieron los hechos, y que sería su hija, de 12 años, la que en cualquier caso estaría relacionada con la supuesta caída del menor, al que la niña fue a buscar a su casa, dos pisos más abajo, para jugar.
Según las mismas fuentes, en su declaración ante la Fiscalía de Menores, la niña admitió su implicación en la muerte del menor, avanza hoy el diario Ideal.
No obstante, la Policía no descarta que la niña haya reconocido su supuesta participación en los hechos para exculpar a su madre.
La investigación, que trata de esclarecer si se trató de una muerte accidental o deliberada, mantiene abierta todas las hipótesis sobre la muerte del niño, cuya autopsia determinó que el fallecimiento se produjo como consecuencia del impacto contra el suelo después de que hubiera sido "proyectado" contra él.
La niña resultaría inimputable si, tras la investigación, se determinara su responsabilidad en lo ocurrido, ya que la legislación exime de responsabilidad penal a los menores de 14 años, que no pueden ser juzgados ni detenidos.
En cualquier caso, sí podría someterse a un programa de actuación previsto por la administración autonómica, que se aplica actualmente a menores infractores de Jaén, Almería y Granada, y desarrollado por el Servicio de Prevención y Apoyo a las familias en estas provincias, han indicado fuentes de la Fiscalía de Menores.
Se da la circunstancia de que dada la situación personal de sus padres, la niña se encontraba desde 2008 bajo la tutela de la Junta de Andalucía en un centro de régimen abierto, del que se fugó el pasado 5 de abril para volver al domicilio familiar.
Según informó ayer la Junta, esta ausencia fue notificada debidamente a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
El menor, de nombre Alejandro, recibió ayer sepultura arropado por numerosos familiares y vecinos del barrio de Almanjáyar -una zona deprimida de Granada-, que ya por la tarde se desplazaron hasta la puerta de los juzgados para reclamar justicia.