Cuando Wendy fue diagnosticada con un cáncer cervical en 2006, se sometió a un tratamiento de radioterapia y quimioterapia, también decidió hacer un viaje por Europa en caravana.
Once años después, la mujer murió en su casa, rodeada de su familia, como ella había expresado. Sin embargo, el marido, Russell, junto a sus cuatro hijos, tomaron la decisión de que no querían que la madre tuviera un funeral convencional, con un "director" que lo manejara todo. Así que tuvieron el cuerpo en casa durante seis días, en el dormitorio del matrimonio, donde Russell continuó usando para dormir, durante ese tiempo.
Según recoge la publicación The Sun, Russell ha afirmado que tener a su esposa fallecida en casa durante unos días les ha ayudado en el proceso de despedida.
"Ella estaba absolutamente bella, justo como siempre estaba en vida: sin esfuerzo, sin maquillaje, solo una belleza radiante", aseguraba. Russell también se ha quejado de la presión de los medios, insinuando que hay algo de asustadizo en la situación. "No lo hay, puedo asegurarlo".