En enero no ha caído ni gota de agua y parece que febrero va a seguir igual. La escasez de lluvias, con los índices más bajos de precipitaciones en diez años, mantiene los pantanos al mínimo, y además las previsiones apuntan a que vamos a seguir más días con un tiempo muy estable.
Una muestra evidente de la sequía que tenemos se aprecia en el caudal del río Guadalquivir a su paso por Córdoba: tiene un cauce tan bajo que podemos caminar por él.
Con un otoño y un invierno más secos de lo normal, y esperándose pocas lluvias en febrero, la cuenca hidrográfica del Guadalquivir está al 28% de su capacidad, es decir, siete puntos menos que hace un año.
Por si fuera poco, los agricultores piden medidas urgentes ante la peor sequía de los últimos 25 años en Andalucía.
El Guadalquivir agoniza: “No corre ni el agua por aquí”, dicen desde el Puente Romano de Córdoba, mientras desde este y otros múltiples puntos de España hay muchos que no saben responder con exactitud a la pregunta sobre si recuerdan cuándo fue la última vez que llovió.
Fue el 5 de enero, con las cabalgatas de Reyes, pero a partir de ahí lo que se han sucedido son días y días de sol, con enero copando titulares por su falta de precipitaciones generalizadas.
No llueve, y por eso nuestros embalses sufren: están al 44,7% de su capacidad, esto es, 14,7 puntos menos que la media de los últimos 10 años (59,40%).
En los andaluces la situación es agónica. El de Breña II, en Córdoba, está al 16,77% de su capacidad, mientras el de Viñuela está al 15,76%.
Por su parte, el Pantano de Sau, en Barcelona, vuelve a mostrar la torra de la iglesia por encima del agua, con una capacidad del 46,06%.
En A Coruña, el embalse de Fervenza está a la mitad que hace un año, con un 33,98% de su capacidad, mientras la misma situación se produce en Tentudia, Badajoz, donde los ganaderos, estando al 20% de su capacidad, ya solo tienen agua de nueve a doce.
“Hasta que no llueva nos tendrán así”, dicen en la zona… y febrero pinta también azul, con largo anticiclón.