El padre acababa de recoger a su pequeño del colegio cuando por causas que se desconocen perdió el control de su vehículo al tomar una curva cerrada. La mala fortuna quiso que el vehículo acabara en el fondo de un pozo. Al no volver la madre se preocupó por ellos y salió en su búsqueda. Un agricultor de la zona avisó de que el vehículo se encontraba junto a un arroyo. El coche llegó hasta allí tras salirse de la vía por el margen derecho, enfilar un terraplén y detenerse junto al cauce.
Los bomberos de Baena localizaron en el fondo del pozo de cinco metros de profundidad, situado junto a una carretera secundaria, el automóvil en cuyo interior permanecía un niño de 3 años abrazado por su padre, ya cadáver. Según las primeras investigaciones, el hombre, ya muy malherido, tuvo fuerzas para abrazar a su hijo y protegerle. El pequeño sólo tiene una herida en la frente y se encuentra en observación pero fuera de peligro.