Los niños de este hospital tienen algo en común: fuerza para salir adelante y un montón de sueños que ya se han cumplido. “Vi jugar al Betis, conocí a Rubén Castro y me dio su camiseta”. Paula necesita con urgencia un donante compatible, Adrián lo encontró en su hermano. Imposible para ellos olvidar el día en que sus ilusiones se hicieron realidad. "Fui al parador a merendar y al castillo que no lo había visto nunca”. "Yo no me podía creer eso de tenerlos tan cerca". "Fue genial, cuando me cogió de la cintura yo no sabía donde meterme". Todo gracias a ellas, enfermeras que son apoyo, consejo y cariño, que están dispuestas a alcanzarles la luna. "'Pídeme la luna' es una fábrica de sueños. Pero nosotros recibimos mucho más porque no hay nada mejor que la sonrisa de estos niños”, explica Marisol Escribano. Con estos libros financian una iniciativa que todavía tiene muchos deseos pendientes.