Silvia Gómez, doctora: "Estamos viendo que hay un patrón que se repite en el espectro autista"

  • La doctora Gómez está trabajando en un estudio clínico en niños que no tienen el diagnóstico de autismo, aunque si están afectados de síndromes y enfermedades neurológicas

  • El estudio pretende determinar si existe una relación directa entre las enfermedades neurológicas y la microbiota

  • Entre otras pautas están dando un probiótico específico para comprobar si les ayuda en sus problemas digestivos y neurológicos

La doctora Silvia Gómez Senent, responsable de Trastornos Funcionales Digestivos de La Paz (Madrid) está acostumbrada a ver a muchos pacientes en su consulta, cada uno con su historia personal. Pero hay una historia que le marcó. Fue a verle un padre con dos hijos diagnosticados con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Cuando se fueron, Silvia se puso a llorar, quería ayudarles más y no sabía como. No sabía cómo podía mejorar la calidad de vida de esos niños y dar alguna solución al padre que le estaba pidiendo ayuda.

Por eso la doctora Gómez Senent está ilusionada. Está trabajando en un estudio clínico financiado por la Fundación Querer, que pretende determinar si existe una relación directa entre las enfermedades neurológicas y la microbiota (los microorganismos vivos del tubo digestivo), su especialidad.

Hace años que se sospecha que sí existe relación, porque los niños con este tipo de trastornos suelen sufrir además problemas digestivos. Pero muchos de los estudios que se han hecho hasta ahora no han sido precisos, y la comunidad científica está dividida.

"Lo que está claro es que determinadas enfermedades tienen una microbiota distinta. Pero es difícil hacer estudios con niños porque no siempre se prestan las familias. Además algunos de esos estudios no han sido precisos: se han mezclado casos y edades sin tener en cuenta que no es lo mismo un niño con epilepsia que un trastorno del lenguaje, y eso ha mermado la confianza en los resultados", cuenta la doctora.

Para evitarlo, Gómez Senent se ha propuesto ser lo más rigurosa posible. Tiene una ventaja, los 31 niños y adolescentes sometidos a estudios son de la misma Fundación Querer, y sus padres son los primeros que quieren saber. Por primera vez se lleva a cabo un estudio clínico en niños que no tienen el diagnóstico de Autismo, aunque si están afectados de síndromes y enfermedades neurológicas que afectan al lenguaje y al desarrollo madurativo.

"Nosotros vamos a dar datos tanto para bien como para mal. Pero de momento lo que estamos viendo es esperanzador", cuenta Gómez Senent.

Pregunta. Entonces , ¿se puede saber ya si van por buen camino?

Respuesta. Es muy pronto todavía, empezamos hace relativamente poco tiempo pero ya hemos detectado que hay un patrón que se repite en el espectro. Y eso en medicina es bueno.

P. ¿A qué se refiere?

R. Lo primero que hemos hecho es analizar sus heces para estudiar su microbiota, y hemos detectado un patrón que se repite: en la mayoría hay una mayor concentración de un grupo de bacterias especifico y está disminuido otro grupo de bacterias. Tienen lo que se llama disbiosis intestinal, es decir, una alteración del equilibrio de la microbiota que se caracteriza por la pérdida de masa bacteriana beneficiosa.

P. Y eso ¿qué indica?

R. Hay que ir poco a poco. Además del estudio de las heces, hemos hecho una serie de preguntas a las familias para estudiar su historia clínica, cómo fue el embarazo, el parto, si tomaron leche materna o no... se trata de saber, porque en este tipo de enfermedades hay muchas incógnitas todavía.

El estudio está en su fase inicial, pero avanzado. Ya han analizado las heces, conocen las historias clínicas y se ha estudiado la permeabilidad intestinal de los niños y adolescentes que analizan.

"Y ahí también hemos encontrado un patrón que se repite. Me ilusiona comprobar que la barrera intestinal de los casos que estamos viendo es más porosa. Ya hay dos estudios que lo habían detectado. Y en los casos que estamos viendo también se ha visto, tienen la permeabilidad aumentada, todavía no sabemos si esto es representativo de algo", comenta Gómez Senent.

Algunos científicos han demostrado que el papel del intestino está relacionado en enfermedades neurológicas como Parkinson o Depresión. El intestino funciona como una barrera selectiva que permite el paso y la absorción de nutrientes, a la vez que bloquea a aquellas sustancias que pueden ser dañinas. Por eso hace años que se estudia su permeabilidad.

"La pared intestinal tiene mucho protagonismo porque es la barrera selectiva que decide lo que pasa a nuestra sangre. Ya lo decía Hipocrates: todas las enfermedades empiezan y terminan en el intestino", comenta divertida la doctora.

Además de comprobar estos factores, han pedido a los padres de los niños analizados que no hagan cambios en la dieta que venían realizando.

"Y tras la recogida de heces para el análisis de microbiota y permeabilidad intestinal, les hemos administrado un probiótico. Pero no uno cualquiera, estamos dando la cepa lactobacillus plantarum PS 128, que ha demostrado beneficio en estos pacientes. Nos hemos basado en un estudio científico de Taiwan, con evidencia científica en el campo del autismo que demostró la mejora en determinados aspectos neurológicos de estos niño. Solo que ellos dieron este probiótico menos tiempo. Nosotros lo hemos ampliado a seis meses", explica Gómez Senent.

P. ¿Qué tipo de beneficios puede aportar el probiótico?

R. Hay que tener cuidado porque no todos los probioticos son iguales, ni sirven para lo mismo. Y ese es el problema. Se han dicho muchas cosas que han hecho daño. Hay probióticos "bacterias" que en dosis adecuadas benefician al organismo, y estamos estudiando cuál es el adecuado para cada patología. Lo que pretendemos es mejorar los síntomas digestivos y una posible mejora de determinados aspectos de su enfermedad neurológica".

Y esa es la esperanza de la doctora Gómez Senent.

"Clínicamente llevamos muy poco tiempo para evaluar los resultados, pero en los test que me he revisado veo un patrón muy parecido de desequilibrio de la microbiota y la permeabilidad aumentada. Y esto es lo más bonito, si consigues encontrar un patrón y una relación con lo que les pasa a nivel digestivo y neurológico, vas a ayudar al niño a mejorar su calidad de vida. Estamos en el camino. Después les daremos un complemento para sellar su permeabilidad intestinal, seguiremos con los test y comprobaremos los resultados", cuenta.

Aunque el estudio no estará terminado hasta diciembre, en junio espera poder contar algo a los padres de sus pacientes, a los del estudio y a los del gabinete.

"En medicina, no todo lo que se investiga es para decir que vale, a lo mejor dices que no, que no funciona pero al menos ayudas a esos padres a que dejen de perder el tiempo", resume Gómez Senent.

Con el estudio pretendemos demostrar si la microbiota intestinal tiene un papel en el desarrollo de determinadas enferemedades neurológicas y si el tratamiento de esa permeabilidad intestinal o de la disbiosis que padecen puede suponer una mejora en sus síntomas digestivos y en su calidad de vida".

Así conseguirá quitarse esa espinita que le dejan esas familias que van a su consulta en busca de ayuda. Quizá cuando acabe el estudio les pueda dar una buena noticia.

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