Para preparase a la primera cita de esta gira con el público español, el cantante decidió disfrutar toda la tarde en la piscina de su hotel. Aprovechando el sol que lucía en la capital catalana, ha tomado un poco de color y se ha quitado la camisa dejando al descubierto todos sus tatuajes, unos pájaros que tiene en el pecho, la mariposa gigante que tiene en su estómago, el corazón negro, y los tres clavos que tiene dibujados en sus brazos.
Compartiendo los nervios previos, ha estado con él su equipo, su estilista, Lou Teasdale, y la hija de Lou, a quien Harry ha mimado mucho teniéndola en brazo y jugando con ella.
Mostrando pectorales, con un pantalón deportivo negro, gafas de sol y gorra, no dudó en saludar a la prensa que captaba sus fotos como a las numerosas seguidoras que hacen guardia a las puertas del hotel con el objetivo de poder verles. Pero dentro también tenía fans, ya que según vemos en las fotos publicadas por Daily Mail, una madre con su hija pequeña se acercó a pedirle una foto y el accedió encantado.
La tranquila estancia de los componentes de One Direction en el lujoso hotel Wella de la ciudad condal les hizo descansar y coger fuerzas para que en el concierto lo dieran todo. Un concierto que estuvo lleno de pancartas, caras maquilladas y todo tipo de 'merchandising' para dar la bienvenida a la banda adolescentes del momento. Allí los protagonistas se han vuelto más españoles que nunca, han bailado la macarena e incluso han lucido camisetas del equipo catalán.