Ello significa que la expectativa de vida de los brasileños aumentó en un promedio anual de cuatro meses y doce días en las últimas tres décadas gracias a la reducción de la mortalidad infantil y a los avances en la salud, según el organismo oficial.
La expectativa de vida, uno de los indicadores utilizados por la ONU para medir el Índice de Desarrollo Humano, puede llegar en Brasil a 81,29 años en 2050, según las proyecciones del Instituto.
Comparativamente, Brasil aún está lejos de los índices alcanzados por países como Japón (82,7 años), Islandia (81,8), Francia (81,2) y Canadá (80,7), que son los primeros en la lista, según datos de las Naciones Unidas citados por el IBGE.
Brasil también es superado por otros países iberoamericanos como Costa Rica (78,8 años), Portugal (78,7), Cuba (78,6), Chile (78,5), Uruguay (76,2), México (76,1), Argentina (75,2) y Venezuela (73,8).
Sin embargo, supera a otros como Colombia (72,8 años), Paraguay (71,8), El Salvador (71,4), Bolivia (65,5) y Haití (61,2).
Pese al aumento de la expectativa de vida de la población en general, aún permanecía en 2009 la amplia diferencia por género.
La esperanza de vida para las mujeres aumentó 11,26 años desde 1980, hasta 77,01 años en 2009, y la de los hombres creció 9,76 años en el mismo período, hasta 69,42 años en 2009.
A esa diferencia contribuyó especialmente el aumento de la mortalidad de los hombres jóvenes.
Mientras que en 1980 la posibilidad de muerte de un hombre antes de completar 23 años era dos veces superior a la de una mujer de la misma edad, el año pasado esa diferencia se duplicó: para cada muerte de mujeres de menos de 23 años se registran 4,5 muertes de hombres de la misma edad.
"Como los óbitos de naturaleza violenta afectan con más intensidad a la población masculina, la consecuencia directa es el aumento del diferencial entre las expectativa de vida de hombres y mujeres", explica el IBGE.
El estudio informó igualmente que la tasa de mortalidad infantil en Brasil cayó desde 69,12 muertes por cada mil niños menores de un año nacidos vivos en 1980 hasta 22,47 muertes por mil niños nacidos vivos en 2009.
"Los programas de vacunación en masa, de incentivo a la amamantación, y de atención a la gestante y al recién nacido en los últimos 28 años, así como una relativa expansión del saneamiento básico, entro otros factores, ayudaron a la reducción de la mortalidad infantil y en el cambio de perfil", según el IBGE.
El instituto calcula que, al ritmo actual, Brasil alcanzará en 2015 el Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU con respecto a la mortalidad infantil, que es reducir ese indicador en dos terceras partes con respecto a los datos de 1990.
Si la actual tendencia de declinación se mantiene, la tasa de mortalidad infantil en Brasil caerá a 15 niños muertos por cada mil nacidos vivos en 2015.