Lo único que funciona es harina de maíz. Chrissie tiene que tomar 250 gramos cada día, el equivalente a 89 kilos por año, informa The Sun. El almidón produce una lenta liberación de energía durante el día, lo que le permite no acabar en un estado de coma o causar daños al hígado.
La joven bebe la harina después de mezclarla con agua. Chrissie toma cuatro dosis al día (8:00, 15:00, 20:00 y 2:00) y lo tendrá que hacer durante el resto de su vida. Gracias a la energía del almidón de la harina de maiz, Chrissie puede también tomar comidas normales.
Su familia espera que se descubra alguna terapia que le permita algún descanso. Su madre, Jacqui, explica que “Chrissie es increíble, sigue con ello cada día y sin ninguna queja”.
A Chrissie le diagnosticaron la enfermedad con tres años después de que los médicos descubrieran que su hígado se había agrandado. Los expertos del Hospital St Thomas de Londres confirmaron que padecía una enfermedad de almacenaje de glucógenoa lo que afecta sólo a una persona de tres millones. Durante tres años tuvo que alimentarse mediante una sonda nasogástrica hasta que su cuerpo estuvo fuerte para tomar la harina de maíz.
Chrissie puede hacer vida normal, incluso quedarse a dormir con sus amigas, pero debe levantarse a las 2:00 para tomar su ‘medicina’.
“Estoy acostumbrada a tomarla y mis amigos están acostumbrados que yo lo haga. A veces es un poco molesto, pero puedo con ello”, explica Chrissie.