Ignacio, un vecino de la localidad conquense de Tarancón, se ha reunido con los héroes que le salvaron la vida, un grupo de agentes de la Guardia Civil.
Hace unos días cayó accidentalmente a un pozo de gran profundidad, ahora cubierto de arena. "Yo calculo que ese pozo de agua tendría unos 20 o 25 metros", explica Ignacio.
Estaba atrapado, a duras penas mantenía la cabeza en la superficie. Como era imposible salir llamó a un amigo con el móvil. Cuando llegó la Guardia Civil sabía que le quedaba poco de tiempo de vida.
"Les estaba diciendo 'me quedan cinco o diez minutos'", cuenta Ignacio. Así que, continúan los agentes, "lo primero que hicimos fue tirarnos a por él porque dijo que no podía".
Los agentes hicieron una cadena entre ellos y agarraron del brazo a Ignacio para que no se hundiera, en medio de continuos desprendimientos de las paredes de arena del pozo. Tras meterse en el agujero pudieron pasar una cuerda por el brazo de Ignacio y poco a poco ir tirando de él hasta conseguir liberarle.
"Se metieron en el agujero sin saber como era", dice Ignacio que, confiesa, les debo la vida. Los agentes se sienten con el deber cumplido, Ignacio con cuatro amigos para siempre. "Por eso mismo entramos a la Guardia Civil", expresan los agentes.