La increíble verdad de Raquel: "Me quedé bloqueada, no tengo explicación"

JULIO MULEY 19/05/2014 10:00

Raquel insistió una y otra vez en que ella no participó en el crimen. Según ha podido saber Informativos Telecinco, declaró ante la juez que desconocía los planes de su amiga Triana. Pero una hora antes del asesinato de Isabel Carrasco, la agente municipal reconoció haber estado en casa de la supuesta asesina. ¿Preparando el asesinato? Raquel sostuvo en la sede judicial que sólo tomó café con su amiga, ajena a lo que iba a ocurrir apenas una hora después. Ni lo llegó a sospechar, declaró.

Conocía las amenzas de muerte

Tampoco lo sospechó cuando su amiga Triana de forma recurrente le confesaba que iba a matar a la presidenta de la Diputación. Ese mensaje obsesivo no caló en Raquel, quien reconoció ante la juez ser conocedora de esas amenazas.

“Usted es policía”, le recordó la juez. Pero no, Raquel Gago insistió en que aquello no le parecía digno de preocupación.

Según transcurría el interrogatorio, el relato de la policía local resultaba más inverosímil.

Poco después del asesinato, Raquel recibía una llamada de Triana, con la que había estado apenas una hora antes. 17 segundos de llamada. ¿Para ayudar a las dos supuestas asesinas a deshacerse del arma del crimen? No. Sólo para volverse a ver. Sin más.

Juez y fiscal topaban con una gran laguna en la exposición de la acusada y el relato ni mucho menos iba a mejorar.

¿Qué estaba haciendo usted en ese momento? Prosigue el interrogatorio. Estamos entre las cinco y la seis de la tarde del lunes. Justo después del asesinato de Isabel Carrasco. Raquel declara que se disponía a comprar algo de fruta, pero mantiene una discusión con un agente de vigilancia del estacionamiento que pretende multarla y le acaba obligando a sacar un ticket de aparcamiento para su coche, un WW Golf.

Fugazmente, según el relato de Raquel Gago en el juzgado, ve a Triana. Apenas hablan. Es el momento en el que su amiga, en un descuido, abre la puerta trasera del vehículo y deposita un bolso con la pistola empleada en el crimen.

El coche, según Raquel, está lleno de trastos que emplea en su hobby de restauración. Por eso, declara que no se percata hasta 30 horas después de lo que allí ha dejado su amiga Triana.

Juez y fiscal no creen nada

Pero Raquel prosiguió con su relato. Aseguró que continuó con su compra de fruta. De forma rutinaria llamó por teléfono a Triana. Quería saber por qué se había marchado con tanta prisa. Triana ya no cogió el teléfono. En ese momento estaba siendo detenida junto a su madre, la autora confesa de los disparos que acabaron con la vida de Isabel Carrasco.

Hasta aquí la primera parte de una declaración que en el juzgado nadie creyó. Lo que vino después fue determinante para que la juez Sonia González firmara sin titubear el ingreso en prisión de la agente de policía.

“Me quedé bloqueda”

Minutos después de ese extraño encuentro con Triana, Raquel recibe la llamada de sus compañeros. Hay que ir a trabajar. Han asesinado a tiros a la presidenta de la Diputación. Un hecho insólito en cualquier punto de España, mucho más en la tranquila capital leonesa. La Policía local debe acordonar la zona y facilitar el trabajo de los otros policías, los investigadores.

Raquel es destinada a ese cordón de seguridad

¿Sospechó usted que Triana podía estar detrás de aquello? Raquel no duda. La respuesta es afirmativa. ¿Y por qué no lo puso en conocimiento de sus superiores?

La respuesta de Raquel, según las fuentes consultadas presentes en el interrogatorio, fue clave para que la balanza se inclinara en contra de la agente encausada.

“No lo sé. Me quede bloqueda. No tengo explicación”. Nuevamente, la juez le recordó que esa no era respuesta verosímil, más viniendo de una agente de Policía.

Lejos de creerla, las cosas para Raquel empeoraron. Si los investigadores inicialmente pensaron que Raquel había tomado la decisión equivocada al tratar de encubrir a su amiga, Juez y fiscal han ido más lejos. Consideran que es parte activa en el asesinato. La tercera pieza del puzzle.

La juez incluso apuntó en su interrogatorio al posible móvil. Sin mayores rodeos, le preguntó si mantenía una relación sentimental con Triana.

La acusada rechazó de plano ese extremo. Aclaró que desde hace años mantiene una relación con un empresario de la zona.

Ahora, Montserrat, su hija Triana y Raquel comparten centro penitenciario en la localidad leonesa de Mansilla de las Mulas.

En los Juzgados de León, poco acostumbrados a hechos de este tipo, no salen de su asombro. Monserrat, la supuesta autora de los disparos ha sido la que ha mostrado una frialdad impropia de la persona normal y corriente que todos conocían, mientras que Triana y su amiga Raquel ya han comprobado como su mundo se les ha desmoronado.