El revisor del Alvia declara mañana ante el juez como testigo. El magistrado dice que la llamada que le hizo al maquinista es “desafortunada” pero “insuficiente para atribuirle una imprudencia”. La llamada se inicia casi dos minutos antes de llegar al punto kilométrico del accidente, unos seis kilómetros antes de la curva de A Grandeira donde descarrila el tren. Fuentes judiciales aseguran que el maquinista ni siquiera tuvo tiempo de colgar el móvil. Según el juez la llamada, en principio, se presenta correcta, ajustada a procedimientos del operador y a las prácticas del sector. Antonio Martín ha asegurado a Informativos Telecinco que es muy amigo del maquinista al que llaman “Su señoría” por su apellido, Garzón, igual que el exjuez de la Audiencia Nacional.
Luis Aláez, el magistrado que instruye el accidente del Alvia, ha pedido información sobre el intercambio de llamadas entre revisor y maquinista porque sospecha que la confianza y amistad pudo relajar en exceso la atención del conductor y que la duración de la llamada, de dos minutos, fue innecesariamente larga. El juez considera “inapropiada e imprevisible la conducción del maquinista”. Francisco Garzón se saltó, mientras hablaba por teléfono, una señal anunciando A Grandeira, una luminosa de vía recta hacia La Coruña y otra señal lateral anunciando el túnel donde debía reducir la velocidad. El análisis completo de la caja negra cambiará algunos parámetros sobre la velocidad a la que entró en la curva, de casi 200km/h.