Según fuentes policiales, la joven, quien sufría desde hace tiempo de depresión, vivía en Pisa desde hace varios años junto a su familia, que tiene un restaurante en la turística ciudad del centro de Italia.
La joven como una turista más pagó su billete y subió a la famosa torre inclinada, situada en la Plaza de los Milagros, y se arrojó desde el séptimo piso a las 12.30, hora local (10.30 GMT).
La Torre, que fue construida como campanario de la adyacente catedral de Santa María Assunta, permaneció cerrada durante varias horas para permitir a los carabineros realizar sus investigaciones. El monumento fue reabierto a las 13.00 GMT.
Los padres de la joven explicaron a las fuerzas del orden que su hija sufría desde hace tiempo de depresión y que esta mañana había salido de casa afirmando que iba a misa.
Sin embargo, la joven se dirigió a la torre y tras subir hasta el séptimo y penúltimo piso superó la valla de seguridad y se lanzó desde una altura de 30 metros, cayendo delante de la entrada principal ante los turistas en cola para entrar en el monumento.