Jamie Daniel, de Nuneaton, Reino Unido, que llegó al mundo con un peso de poco más de un kilo en enero de 2008, no fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos, pues los doctores pensaban que no iba a sobrevivir.
Pero el pequeño logró salir adelante y, a la semana, fue mandado a casa. Jamie sufría de encefalocele, un bulto formado por la salida del encéfalo y las membranas que lo recubren a través de una abertura en el cráneo, que generalmente se produce cuando el tubo neural no se cierra completamente durante el embarazo.
Su madre, Leanne, acudió a varios cirujanos del Hospital Infantil de Birmingham, que finalmente consiguieron extirpar la parte de cerebro que se le había quedado fuera de la cabeza y cerrar la abertura craneal, según Daily Mail.
Ahora, a sus diez años, Jamie sufre de parálisis cerebral, problemas de aprendizaje y doble incontinencia, pero su madre le describe como un niño “feliz y sociable”.
Leanne, su madre, ha querido hablar sobre su pequeño para combatir los prejuicios sobre las personas con dificultades de aprendizaje y hacer que las mujeres tomen conciencia de que complicaciones como esta pueden ocurrir durante el embarazo.
A pesar de todas las dificultades, a Jamie le encanta ir al colegio, montar a caballo y ver dibujos animados. Además, comparte sus ratos de juego con su hermana gemela, Lucy.
Aunque a veces cuidar de Jamie pueda resultar complicado, su familia ya ha adaptado sus hábitos para estar pendiente de él todo el rato. De hecho, cuando su madre no puede quedarse con los hermanos, su abuela es quien los atiende.
El problema sufrido por Jamie es tan raro, que su cirujano solo había visto a otro paciente en sus mismas condiciones en 20 años de carrera. Por ello, los especialistas no saben qué futuro le espera al pequeño, aunque confían en que algún día pueda ser independiente.
Jamie, a sus diez años, es un niño feliz, que “no percibe que es diferente a los demás”, según ha contado su madre.