El drama del torrente asesino de Mallorca ha provocado momentos trágicos que no se olvidarán en estos pueblos. El de Joana, la madre heroína que murió para salvar a sus hijos y la historia de todos los fallecidos. También ha habido milagros. Gente que arriesgó su vida para salvar la de los demás. Entre los dramas el caso de Miquel Oliver es impactante.
El hombre confiesa su realidad, cómo le dijo a la Guardia Civil que tenía que entrar en casa porque se temía lo peor, es decir, encontrarse a su madre muerta. Una montaña de coches era lo que había a su paso. Tres guardias le acompañaron y pudieron entrar con una cuerda pegada a la pared, relata al diario. Recuerda cada instante de ese momento, cómo el agua le llegaba a la cintura y cómo vio a su madre ya fallecida en la cama de la habitación. Joana tenía 89 años y vivía en Sant Llorenc.
Joana debió meterse en la cama cuando vio que el mal tiempo hacía acto de presencia, reconoce el hijo que imagino al menos una muerte dulce. Reconoce que su madre vivía sola en su casa y él la iba a ver todas las noches y muchas mañanas. No quería Joana depender de nadie. Hacía de todo, desde limpiar a cocinar. ¡Menudo carácter el de Joana!
El milagro lo vivió en sus carnes Magdalena Galmés fue salvada por su marido y su cuidadora que la llevaron en brazos para que el agua no acabara con ella. Ella estaba vendida, no puede caminar y va en silla de ruedas.